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FERIA DE ALBACETE

Los toros prefabricados

Las corridas de matadores-banderilleros ya se sabe, divierten al gentío populachero mientras los toros prefabricados para estos espectáculos funcionan, pero aburren a todo quisque cuando los bicornes llegan problemáticos al último tercio y causan tedio a los auténticos aficionados si a alguno de estos prefabricados se le ocurre embestir con pastueñez en la muleta.Porque este público asistente a estos festejos, bien distinto al habitual del resto de las corridas de toros (caballitos circenses aparte) sólo reclaman por encima de todo, y hasta del toro, lucimiento con las avivadoras. Y ciertos ganaderos parecen haberse adaptado a las exigencias de semejantes especímenes; el conde de la Maza es uno de ellos. Sus cuatro toros iniciales, dentro de su catadura mansurrona, derrocharon nobleza tontuna, trotaron de lado con guapura para permitir brillo a los banderilleros, otra cosa es que estos lo consiguieran, y se apagaban en el último tercio, cosa que nada importó a la mayoría del público, y menos a los matadores, poco capaces de otra cosa que trapazos, mantazinas y toreo populista, que es lo que se les reclama.

Maza / Morenito, Mendes, Soro

Toros del conde de la Maza, con trapío, mansos, flojos y nobles; 5º y 6º con genio y peligro.Morenito de Maracay: estocada perpendicular y dos descabellos (palmas); pinchazo y estocada desprendida (oreja). Víctor Mendes: dos pinchazos y otro hondo desprendido (silencio); pinchazo trasero, media tendida trasera atravesada, ocho descabellos -aviso- y descabello (pitos). El Soro: su primer toro se echó durante la faena de muleta y fue apuntillado; pinchazo, estocada corta y estocada atravesada (pitos). Plaza de Albacete, 14 de septiembre. Séptima corrida de feria. Lleno.

En los cuatro toros prefabricados, que estaban astifinos cual agujas, la terna cumplió con lo que de ella se esperaba: reolinas con el capote, numeritos con las banderillas, que se intercambiaron en sus tres primeros enemigos, cada uno a su estilo -Mendes auténtico, Morenito espectacular y El Soro heterodoxo- y aplomadas fruslerías superficiales con la muleta. El tercer prefabricado de la tarde se cansó de tan falaz representación y decidió verla cómodamente sentado, sin que los esfuerzos de tracción peonil lo levantaran, por lo que hubo de apuntillarse, lo que tampoco importó a casi nadie. El cuarto se salía algo del guión y, aunque a regañadientes, tomaba la pañosa. Morenito, para no ser menos, subió ligeramente su bajo diapasón artista en unos entonados redondos y algún atisbo de naturales, pero pronto se inclinó por los fáciles recursos populistas para cortar oreja.

El genio del quinto y sexto les llevó a saltarse a la torera el guión y apretar a sus respectivos despenadores en banderillas, impidiéndoles el lucimiento, y llegaron ásperos al último tercio. Ásperos más no imposibles como pensaron Mendes y sobre todo El Soro, que como este extraño suceso con toros menos prefabricados les sorprendió, decidieron abreviar, provocando el enfado en los tendidos.

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