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La primera exposición de 'Rembrandts' auténticos se inaugura en Berlín

La muestra recoge también 32 óleos de sus discípulos atribuidos al pintor holandéss

La exposición Rembrandt, el maestro y su taller, que abre hoy sus puertas en el Altes Museum de Berlín, está destinada a convertirse en el acontecimiento artístico de este otoño. Es la primera del gran artista holandés del siglo XVII que se realiza ateniéndose a los últimos estudios que han limpiado su obra de numerosas piezas que le habían sido atribuidas hasta la fecha. Pero conserva el aliciente de que, además de los 51 óleos y un centenar de grabados y dibujos de Rembrandt, incluye otras 32 telas realizadas por sus discípulos, muchas de las cuales se le adjudicaban a Rembrandt.

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Se trata de la primera gran exposición de Rembrandt desde la celebrada en el Rijksmuseum de Amsterdam en 1969, con motivo del 300º aniversario de la muerte del pintor. Es también la primera muestra de este calibre que tiene lugar en la Isla de los Museos de Berlín, en la antigua parte oriental de la ciudad, en el río Spree, donde se sitúa el gran complejo cultural construido en el esplendor de la monarquía prusiana, que incluye, además del Altes Museum, el museo de Pergamon, la Galería Nacional y el Neües Museum, este último todavía en proceso de restauración.El núcleo central de la exposición se basa principalmente en las obras aportadas por la Gemëldegalerie y el Kupferstichkabinett de Berlín, la National Gallery y el British Museum de Londres y el Rijksmuseum de Amsterdam. Precisamente una vez Finalizada su estancia en la capital alemana el próximo 10 de noviembre, la muestra viajara primero a Amsterdam y después a la capital británica. Cada uno de estos museos ha contribuido con seis obras centrales del pintor y otras tantas de sus discípulos. Además, han colaborado museos y coleccionistas privados de todo el mundo, desde el Hermitage de San Petersburgo hasta el Metropolitan de Nueva York.

Quien busque el elemento morboso derivado del trabajo realizado por este equipo de expertos que durante dos décadas han intentado separar los auténticos Rembrandt de los pintados por sus discípulos no se verá decepcionado. Piezas como Joven con sombrero de plumas o El hombre del casco de oro, atribuidas ahora a discípulos sin identificar, o El banquete de Esther, adjudicada a Jan Lievens según el citado trabajo, amén de muchas otras, reducen las dimensiones cuantitativas del maestro de Leyden. Pero los responsables de la muestra han querido presentar estas piezas junto a las auténticas, aunque esto no disminuye la talla de Rembrandt.

La presencia de los cuadros de sus discípulos Jan Livens, Willem Drost, Barent Fabritius, Gerrit Dou, Isack Jotiderville, Govert Flinck, Ferdinand Bol, Jan Victors, Gerbrandt van den Eeckhout, Samuel van Hoogstraten, Karel Fabritius y Nicolaes Maes ofrece una nueva dimensión, mucho más rica y plural, del incipiente mundo de los Países Bajos de la época, precisamente el tiempo de la rebelión de Flandes contra la corona española, y permite adivinar una espléndida exposición de la eclosión de la clase burguesa, ya con todos sus atributos, de la que Rembrandt y su taller se convirtieron en pintores.

Artista sin mecenas

Tal vez por esta razón, por que Rembrandt representa el primer artista que ya no depende del mecenazgo de la corte o de la aristocracia, sino que vende sus productos en el mercado, la obsesión por la autenticidad de sus piezas no responde a los criterios utilizados con otros artistas algo anteriores a él en el tiempo. De hecho, todos sus predecesores tenían un taller en el que trabajaban múltiples aprendices, pero era el maestro quien decidía y firmaba la obra. Si no se ha planteado aún la revisión de Rubens o de Velázquez en estos mismos términos, es porque Rembrandt supone ya la valoración del arte en dinero y, consiguientemente, la necesidad de la autenticidad del trabajo del pintor.

En la ausencia de Ronda de noche, que por razones logísticas no ha podido moverse de Amsterdam, una de las telas de mayor impacto de la exposición berlinesa es, sin duda, la Comisión del gremio de pañeros de Amsterdam, un encargo de los líderes electos de esta institución al pintor para conmemorar, en 1661, el final de su mandato. Proveniente del Rijksmuseum, ha sido restaurada especialmente para esta ocasión. Del material proveniente de la National Gallery londinense, podrían destacarse Mujer que se baña en el arroyo, de 1645 y el autorretrato de 1640.

Entre las curiosidades, sea por su proveniencia de colecciones privadas o por haber pertenecido a museos poco visitados como el de Dresde (en la ex RDA), está el Hombre con vestido oriental, de 1639, perteneciente a la colección del duque de Devonshire, o El rapto de Ganímedes, de la Kunstammlungen de Dresde.

La amplitud de las salas del Altes Museum ha permitido una instalación modélica que facilita la explicación de la obra del artista, la de sus discípulos, así como el método de trabajo utilizado por los expertos que han investigado la pintura de Rembrandt. En la planta baja se sitúan grabados y dibujos, tanto del artista como de sus discípulos. Las dos salas de la primera planta acogen, una, la obra del maestro holandés, y la otra, la de sus discípulos frente a algunas piezas de Rembrandt.

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