Lo bien hecho...
Suele ocurrir que al hablar de Mecano la. espectacularidad de las cifras oculte lo que verdaderamente importa cuando la protagonista es la música: la propia música. No es de extrañar, porque un millón de ejemplares de Aidalai vendidos en tres meses (611.000 en España), una gira de 55 actuaciones antes de intentar la aventura europea y las cifras multimillonarias de discos anteriores dan para comentar. Mecano es el grupo con mayor poderío económico en la historia del pop español, y su primer recital en Madrid tras la publicación de Aidalai demostró que sabe utilizarlo.Desde la introducción simultánea de vídeo y directo en la canción que abrió el recital, El peón del rey de negras, se pudo adivinar una excelente realización audiovisual, un sonido inicial como pocas veces se ha escuchado en Las Ventas -más tarde se emborronó un poco- y una iluminación digna de Prince. El espectáculo estaba bien servido.
Mecano
Ana Torroja (voz), José María Cano (teclados, guitarras, bajo, acordeón, coros), Nacho Cano (teclados, guitarras, bajo, coros), Javier Quílez (bajo, guitarras, coros), Angel Celada (batería). 20.000 personas. Precio: 2.000 pesetas. Plaza de toros de Las Ventas. Madrid, 10 de septiembre.
Ana Torroja, pizpireta como siempre, estaba flanqueada por los hermanos Cano, que repartían sus esfuerzos entre una docena de teclados. Detrás, dos músicos (Javier Quílez y Ángel Celada) bastaban para dar consistencia rítmica al trío. Enfrente, 20.000 personas entregadas completaban un espectáculo de gran nivel.
Con las cifras y el espectáculo como bazas seguras, quedaba la música. Fueron 27 canciones con varios momentos de riesgo, especialmente cuando el grupo interpretó los temas más característicos de Aidalai: Tú, El fallo positivo, Bailando salsa, Una rosa es una rosa, El 7 de septiembre... La riqueza tímbrica de la grabación no pudo ser igualada en directo, pero el grupo salvó el escollo gracias a un excelente y resultón sonido, con una buena utilización de la reververación y los retardos que creó los ambientes precisos y permitió a Nacho y José María Cano sacar las máximas posibilidades de su técnica. Sin ser grandes instrumentistas, ambos saben adecuar bien sus limitaciones y hacer lo justo para que todo resulte.
Mejora
La voz de Ana Torroja mejora cada año y excepto algunas inseguridades y pequeños desafines (El 7 de septiembre en versión a dos teclados), cumplió bien. Intenta buscar a través de la expresión corporal lo que precisaría una interpretación más emocionada y ésa es una de sus lagunas, porque convierte el sentimiento en espectáculo y barniza de superficialidad canciones inspiradas. Por este motivo, la versión de El 7 de septiembre con todo el grupo fue la peor interpretación de Ana Torroja en un recital en el que su voz rayó a gran altura.Y se sucedieron canciones lentas (Tú; Aire; El fallo positivo; El uno, el dos, el tres; Hijo de la luna; Sentía; El 7 de septiembre; Naturaleza muerta; Cruz de navajas; Mujer contra mujer ... ), en las que Mecano rinde más en directo porque los teclados adquieren el plano sonoro justo y los sonidos están diferenciados. En las de ritmo más rápido todo resultó algo más confuso y la fuerza apareció en detrimento de la calidad sonora. También hubo algunos problemas de sincronía (El fallo positivo), de swing (No hay marcha en Nueva York) y de resolución de arreglos (el puente de El uno, el dos, el tres), que no empañaron una buena actuación, planteada con sencillez musical, al margen de la sofisticada producción.
La escueta y hábil utilización de programaciones permitió escuchar el clasicismo de las composiciones de José María Cano y su afición por las sucesiones armónicas en semitonos, así como la mayor extraversión musical de su hermano Nacho. El recital alcanzó sus mejores momentos cuando rozó la intimidad (Sentía), y el popurrí final con temas antiguos (Hoy no me puedo levantar, Perdido en mi habitación, Ay que pesado, Me colé en una fiesta, Maquillaje ...) refrendó la apoteosis. Y es que lo bien hecho, bien parece.
Babelia
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