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Hacienda plantea reducir la inversión pública hasta un 30% para limitar el déficit a 900.000 millones

El debate del presupuesto del Estado para 1992 ha revivido las tensiones entre los miembros del Gobierno, en una reproducción de lo que ocurrió durante la discusión del recorte del gasto público para este año decidido antes del verano. En una reunión celebrada el pasado miércoles entre los segundos niveles de los ministerios con el secretario de Estado de Hacienda, Antonio Zabalza planteó un presupuesto en el que el gasto crecerá más que la economía, pero lo hará de forma selectiva. El objetivo es situar el déficit público en el 1,5% del PIB (900.000 millones de pesetas), para lo que la inversión podría recortarse hasta un 30% respecto a la cifra de este año.

La reunión, que, duró cerca de cuatro horas, ha sido descrita por varios de los secretarios de Estado y secretarios generales asistentes como "muy tensa". Sin embargo, según fuentes del Ministerio de Hacienda, el debate se produjo en un "clima normal" para estos casos.Zabalza explicó los objetivos de un presupuesto del Estado para 1992 que fue calificado por uno de los presentes en la reunión como "muy constrictivo, porque aprieta donde duele". Y "lo que duele" es la inversión pública, tanto civil como de defensa, que puede llegar a recortarse hasta en un 30% sobre la cifra prevista para 1991, de poco más de un billón de pesetas.

El gasto público crecerá, sin embargo, dos puntos por encima de lo previsto para el conjunto de la economía, según se desprende de las cifras explicadas en la reunión. Los cálculos de Hacienda son que el gasto pasaría de los 13,5 billones de pesetas de 1991 a una cifra cercana a los 15 billones de pesetas, es decir, un incremento del 11 % frente a cerca del 9% de aumento para el conjunto de la actividad económica.

Estas cifras podrían ser representativas de un presupuesto "moderadamente expansivo" pero en realidad esconden un escenario "selectivo", según la interpretación de algunos de e los asistentes a la reunión de miércoles. Es decir, aumenta el gasto donde no hay más remedio y se restringe en los capítulos donde cada ministerio puede tener margen para abordar nuevos proyectos.

Por ejemplo, sólo los gastos financieros, es decir, los intereses de la deuda pública, aumentarían en medio billón de pesetas, según los cálculos de Hacienda. Ello responde a un esquema de financiación "ortodoxa" del déficit público, ya que el recurso a la máquina de hacer dinero del Banco de España está limitado por ley en 133.200 millones de pesetas, y han desaparecido los pagarés del Tesoro como pasivo barato.

Tenso debate

Otros capítulos que crecen de forma considerable son las aportaciones a comunidades autónomas y ayuntamientos, y las que se realizan a la Comunidad Europea. A ello hay que añadir las prestaciones por desempleo, para tapar las deficientes dotaciones de este año, además de las pensiones, y los gastos de personal que aumentarían en torno a un 10%.

Para que el déficit público se reduzca del 2% del PIB con que se espera acabará este año -un billón de pesetas- al 1,5% en 1992 -900.000 millones-, tal como plantea, Hacienda, los ingresos pueden ayudar poco, salvo una subida del IVA de dos puntos como máximo. Ello representaría una recaudación añadida de unos 200.000 millones de pesetas. El problema es que el año que viene entra en vigor la nueva ley de renta que supondrá unos menores ingresos de 500.000 millones en dos ejercicios. Tampoco se espera un avance significativo en la lucha contra el fraude fiscal.

Con este esquema, la forma de que no se dispare el déficit pasa por un recorte considerable de la Inversión pública, tanto civil como de defensa. En la reunión del miércoles Hacienda planteó como primera postura una reducción del 30% sobre la cifra presupuestada para 1991. Algunos ministerios consultados consideran este recorte como "exagerado" y esperan que, tras el debate político entre los ministros, se suavicen las pretensiones de Hacienda.

Lo menos malo sería, según estas fuentes, que la inversión pública se congele en los niveles de este año. Está en juego un estrechamiento del margen de iniciativa en los ministerios, especialmente en el de Obras Públicas y Transportes y en Defensa, los más inversores.

Estos dos departamentos fueron precisamente, los que más acusaron el recorte del presupuesto llevado a cabo en julio de este año (30,1 % de reducción), tras una fuerte polémica. En el pleno del miércoles por la tarde, los segundos niveles de los ministerios más afectados volvieron a resucitar el debate. Se oyeron quejas de los diferentes departamentos que veían peligrar sus respectivos programas presupuestarios ya diseñados en base a sus necesidades.

En el Consejo de Ministros de hoy está previsto que se perfile un poco más el marco presupuestario, ya que quedan apenas diez días para que se adopte una decisión definitiva. Aunque el presupuesto no se envía a las Cortes hasta finales de septiembre, se necesita más de una semana para imprimir la voluminosa documentación.

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