Cataluña y Javier Marías
En el relato de Javier Marías titulado Infiernos manifiestos, paraísos ocultos, publicado el martes 27 de agosto, he detectado algunas inexactitudes manifiestas que responden, me temo, a ciertas carencias ancestrales ocultas, y que me siento obligado a corregir:Decir que mucha gente "declina contestar en castellano" es incurrir en una simplificación peligrosa de un tema muy complejo. Usted, señor Marías, como la mayoría de españoles -me refiero a los nacidos en la España unicultural, uninacional y unilingüe- se enfrenta a un impedimento importante a la hora de reflexionar sobre el fenómeno lingüístico que ha creído percibir en esta tierra: lo desconoce.
Debe usted saber que pocos hablantes son bilingües. Hay quien sólo habla un idioma y quien, además, conoce un segundo o un tercero, pero el "biIingüismo utópico" es un fenómeno francamente raro. Yo, por ejemplo, me enorgullezco de conocer el castellano, pero no soy bilingüe. La reacción de "recogida de platos" que usted menciona es, por tanto, ficticia. No se trata de "reprimir" una respuesta refleja, sino de escoger el idioma materno u optar por un cambio de registro lingüístico para atender a otro interlocutor. Escoger una u otra opción tampoco es fácil: depende en gran medida de si ese interlocutor conoce o no nuestro idioma materno. Lo más normal, puesto que muchos castellano parlantes de Catalunya lo conocen, es utilizar el catalán. Y si ese castellano parlante no lo conoce, debería costarle poco decirlo antes, ya que, como usted mismo sugiere, es muy difícil adivinar en el rostro de uno su procedencia.
La lista de inexactitudes en las que incurre es amplísima, pero intentaré ser escueto. Efectivamente, sus nociones fronterizas son nulas, y lo demuestra contrastando L'Estartit con "la más
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pura Ampurias", cuando la primera es una localiadd turística y la segunda una ciudad, primero griega y después romana, que lleva siglos en ruinas: confundiendo la etimología de un topónimo con su traducción al castellano ("La Episcopal" por "La Bisbal"), o refiriéndose al "Col" de Condreu cuando, al menos en mi casa, pasamos por colly de montaña y las cols las hervimos conpatatas. A lo mejor, si en vez de preocuparse de los fantasmas 11 recogeplatos" que discurren por su mente; aguzara el oído y la vista, podría retratar verdaderamente Cataluña. Maneras no le faltan- Jordi Serra Mayoral.
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