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Tribuna:LA REVOLUCIÓN DE AGOSTO
Tribuna
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La perpleja soledad de la única potencia

Antonio Caño

Dicho en los tiempos en los que Ronald Reagan calificaba a la Unión Soviética de "imperio diabólico" hubiera parecido un mal chiste, pero es cierto que el principal debate político en Estados Unidos en la actualidad está relacionado con la posibilidad de destinar parte del presupuesto de. Defensa a comprar alimentos y medicinas para la antigua patria del comunismo.El debate está enmarcado en un clima de perplejidad en este país por la desaparición del viejo enemigo y por la responsabilidad de ser la única y sola potencia. Se trata también de una polémica acerca de las distintas concepciones de republicanos y demócratas sobre la reconstrucción de u1l mundo donde Estados Unidos se ha convertido en la referencia exclusiva.

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Apenas recuperados del impacto que supuso la semana más larga de agosto, los norteamericanos tratan de valorar lo ocurrido con satisfacción, pero con incertidumbre. Las opiniones oscilan desde la declaración, reproducida por la agencia Reuter, de un demócrata no identificado en Tallahassee (Florida) -"es deprimente pensar que nuestro sistema, con todos sus fallos y problemas, es ahora el modelo de todo el mundo"- hasta la del director de estudios internacionales de la ultraconservadora Fundación Heritage -"esto es algo por lo que hemos estado luchando durante toda nuestra vida profesional"_

En el terreno de la política cotidiana la preocupación principal ahora es cómo mantener el liderazgo mundial intacto sin un enemigo con el que Justificar la necesidad de un imperio fuerte. La caída de la otra superpotencia ha hecho pensar a los dirigentes de este país que nadie es eterno.

¿Cómo defenderse de los peligros de hoy?, se preguntan los políticos estadounidenses. Ya no son tan necesarios los portaaviones ni las bases militares, contestan los demócratas; ahora hay que evitar que el caos domine la URSS y se extienda a otros países. Por eso han propuesto arañar, inicialmente, mil millones de dólares (unos 100. 000 millones de pesetas) del presupuesto militar para convertirlo en trigo y aspirinas para la URSS.

"Es otra manera de entender la defensa", dijo el miércoles el presidente del comité de Asuntos Militares de la Cámara de Representantes, Les Aspin. "Durante la Guerra Fría la amenaza era un ataque de la URSS, pero hoy el peligro parece ser el caos en una nación con 30.000 cabezas nucleares". "Es prematuro", ha respondido el principal representante republicano en ese mismo comité, William Dickinson, que cree que EE UU no debería renunciar ni a un gramo de su poder militar para ayudar a un país donde los hechos se desarrollan con tanta fluidez que resulta difícil pronosticar lo que pueda ocurrir mañana.

El presidente George Bush ha sostenido en varias ocasiones en los últimos días que no ha visto todavía suficientes reformas en Moscú como para dar luz verde a un programa masivo de asistencia económica.

Los conservadores han puesto el grito en el cielo ante la posibilidad de que Estados Unidos baje la guardia. "El comunismo sigue vivo en La Habana, en Pekín y en las universidades norteamericanas", dijo el general retirado Daniel Graham.

Los demócratas consideran que su generosa propuesta no trata de debilitar a Estados Unidos sino de hacerlo más grande por otros medios. Encabezar la ayuda a la Unión Soviética es, según el líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Richard Gephardt, otra manera de mantener el control y el liderazgo mundial. "El principal problema es que Bush no está actuando como líder. Nosotros somos los líderes. Creo que América es la única que puede ser líder. Lo que proponemos es seguridad para nosotros y para nuestra propia defensa", declaró Gephardt a The Washington Post y a Reuter.

"El caos en la Unión Soviética", añadió Les Aspin, "es peligroso para nosotros por tres razones: primero porque daría nueva vida a las fuerzas autoritarias que no han sido completamente erradicadas, segundo porque podría conducir a los choques entre las diferentes repúblicas y a una guerra civil, tercero porque desacreditaría a las fuerzas democráticas que quieren integrarse como miembros pacíficos de la comunidad internacional. Además, existe la posibilidad de la venta del armamento soviético en el mercado negro".

Les Aspin explicó que dedicar dinero del presupuesto de Defensa para ayuda a la URSS, además de revolucionario, es lo más racional en un momento en que también este país atraviesa por una época de vacas flacas. El presupuesto militar es el único que se puede reducir sin que el país sufra una disminución de su nivel de vida.

El presidente del comité de Asuntos Militares tuvo que contestar a una pregunta que refleja en buena medida un estado de ánimo muy compartido por los norteamericanos: ¿Cómo le contestaría a la gente que va a decir que por qué no nos gastamos esos 1.000 millones de dólares en casa? "Diría que es un dinero orientado a nuestra seguridad nacional", explicó.

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