Gorbachov destituye a la cúpula del KGB y transfiere sus tropas al Ejército
El Comité para la Seguridad del Estado soviético, el temido KGB, nunca volverá a ser lo que fue. La participación de varios de sus dirigentes en la intentona golpista supuso su sentencia de muerte como poder en la sombra. El presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, disolvió ayer su principal órgano de gobierno (la junta directiva), ordenó detener al número dos de la institución, Viktor Grushov (su jefe, VIadímir Kriuchkov, que formó parte de la banda de los ocho, ya corrió la misma suerte), y transfirió a cientos de miles de sus soldados al Ministerio de Defensa. Gorbachov advirtió también a Borís Yeltsin que debe respetar la Constitución.
El presidente de la URSS dio ayer nuevas muestras de que ha decidido tomar la iniciativa y frenar las incursiones de Borís Yeltsin fuera de su jurisdicción. Gorbachov advirtió al presidente ruso que no debe inmiscuirse donde no tiene competencias y que si su intervención fue la adecuada durante los días de la crisis, los tiempos han cambiado y debe atenerse a la legalidad."Debo decir que, ahora que el golpe ha pasado, cuando aparecen documentos que intentan validar la preeminencia de Rusia [en asuntos soviéticos], debo decir que esto es inaceptable para todos, incluido el presidente de Rusia". "Todo", añadió, "debe basarse en la Constitución. Y ahora, también en la cooperación".
La ofensiva de Gorbachov no se limitó a una simple declaración ante el Parlamento. El presidente soviético disolvió la dirección del KGB y puso a sus tropas bajo Ia jurisdicción del Ministerio de Defensa; nombró a Boris Pankiri, hasta ayer embajador en Checoslovaquia, nuevo ministro de Asuntos Exteriores; envió a Ucrania una delegación del Parlamento diferente de la que había enviado ya la Federación Rusa, y designó como director de la agencia informativa Tass a su propio portavoz, Vitali Ignatenko.
Con la disolución de la cúpula del KGB y la subordinación de sus tropas al Ministerio de Defensa, Gorbachov allana el camino para que el nuevo jefe de dicho organismo, Vadim Bakatin, efectúe una reforma a fondo en la organización cuyo antiguo jefe, Kriuchkov, es considerado por muchos el cerebro del golpe.
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Voto de confianza
Gorbachov advierte a Borís Yeltsin que debe actuar dentro del marco de la Constitución
Borís Yeltsin expresó temor ante un nuevo intento de golpe de Estado, esta vez constitucional, en el Congreso de los Diputados Populares que se inicia el 2 de septiembre. "No tenemos una vía constitucional para disolver este Congreso, lo que sería lo mejor para nosotros. Por eso", afirmó, "hay que prepararse para la lucha".Los conflictos entre las repúblicas, derivados de la desintegración del imperio, acaparan estos días la atención de los soviéticos, junto con las exhaustivas explicaciones sobre dónde estaba cada cual durante las horas de la verdad que siguieron al golpe. En este proceso de explicaciones hay mucho de inquisitorial y también de intento de colocarse del lado de los vencedores. Desde un punto de vista estrictamente jurídico, muchas de las medidas que se están adoptando tras el golpe -como la clausura de periódicos comunistas- suscitan serias dudas.
El turno de las explicaciones ante el Parlamento le tocó ayer no sólo a Lukiánov, sino también a los ex viceprimeros ministros de la URSS VIadímir Shcherbakov y Vitali Doguzhiev. Ambos exculparon al Gobierno de las acusaciones de colaboracionismo con los golpistas e hicieron recaer las responsabilidades sobre el ex primer ministro Valentín Pávlov, quien, según Doguzhlev, estaba borracho el día 19 y había confesado la existencia de listas de exterminio en las que estaba incluido todo el Gabinete. Una lista encabezada con los nombres de Yeltsin, Rutskoi, el jefe del Gobierno ruso, Iván Silálev, y Guennadi Burbulis, el consejero de Estado ruso, fue publicada en el último número del periódico Nezavisimaia Gazeta.
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