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Azarosa huida hacia el Norte

Juan Jesús Aznárez

Con barba de varios días, sucios y despistados, albaneses que consiguieron huir del estadio de Bari tras la revuelta nocturna del jueves, o eludieron la vigilancia militar de los muelles, deambulan recelosos por las calles de la ciudad italiana pero pronto son detenidos.Buscan cómo salir de esta población y perderse en rutas que les conduzcan hacia el norte del país, donde tengan más fácil el cruce de fronteras con el continente. Un mocetón al que los tres días de abstinencia apenas parecen haber menguado una hermosa barriga, reconoce que cuando saltó al Vlora en Durres era consciente de que las autoridades italianas irían a por ellos. "Mi idea, como la de muchos otros, era poder entrar en Italia y de allí llegar a España o Alemania".

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La derrota de los albaneses

No parece sin embargo muy probable el cumplimiento del objetivo del robusto y, poco a poco, los albaneses prófugos, cuya lamentable apariencia física les delata allí donde se encuentran, caen en manos de los carabineros y son trasladados al puerto o al estadio de fútbol.

El Gobierno italiano ha anunciado que la repatriación de los albaneses se cumplirá en tres días pero la contundencia de la actuación policial ha levantado ya las críticas de quienes consideran que el rechazo de la inmigración clandestina y masiva y el cumplimiento de las disposiciones nacionales en la materia no está reñido con el respeto a la dignidad del hombre.

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