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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La sonrisa de Castro

FIDEL CASTRO ha presentado en los últimos días una imagen más sonriente que de costumbre ante la opinión pública mundial. Y ello es particularmente llamativo tras su discurso de Matanzas el mes pasado, en el aniversario del asalto al cuartel Moncada, en el que reiteró su lema numantino de "marxismo-leninismo o muerte", con el que pareció rechazar de modo rotundo todas las presiones recibidas en Guadalajara (México) en favor de la liberalización de su régimen. Por un lado, con motivo de los Juegos Panamericanos, varios miles de ciudadanos de EE UU (atletas y espectadores) han sido recibidos en la isla caribeña con muestras de simpatía: incluso la prensa ha puesto en sordina sus constantes ataques al imperialismo norteamericano. El propio Fidel se ha fotografiado entregando trofeos a deportistas de EE UU.Por otra parte, la decisión de rebajar a 20 años la edad a partir de la cual los cubanos pueden viajar al extranjero -si obtienen un visado para ello- amplía una política iniciada anteriormente, cuando se rebajó de 60 años a 35 la edad mínima para salir de la isla. El tope de 60 años equivalía a una prohibición de viajar para la gran masa de la población. El significado de la nueva reducción, hasta 20 años, estriba en que permitirá viajar a sectores de la juventud considerados hasta ahora en estado de semimovilización, con la machacona propaganda de que Cuba puede ser agredida en cualquier momento por EE UU. El aumento del número de cubanos susceptibles de salir al extranjero tiene para Castro ventajas obvias: facilita que se vayan personas enemigas de su régimen y puede incluso aligerar el angustioso problema de la carencia de alimentos. En cambio, puede dejar en mal lugar a EE UU, si éste persiste en su actitud de restringir los visados a los cubanos. El cierre de fronteras, con el muro de Berlín como símbolo y calificado con razón como violación de los derechos humanos, ha sido una constante acusación occidental contra los regímenes comunistas.

¿Servirán estas medidas para iniciar una estrategia más flexible encaminada a superar el aislamiento? Sería arriesgado decirlo. Los Juegos Panamericanos son en todo caso un éxito ara Cuba, por los triunfos deportivos brillantes que ha obtenido y por sus repercusiones propagandísticas. Muchos han recordado a este propósito el famoso antecedente de la diplomacia del pimpón: los encuentros en este deporte entre China y EE UU fueron una primera toma de contacto que llevó después a las relaciones diplomáticas. Pero el caso cubano es muy`distinto.

El problema actual que Castro necesita abordar no es tanto el diálogo con EE UU, sino el de reformar su régimen interior dando pasos reales hacia un mínimo de democratización. Con tales Cambios, Cuba se adaptaría simplemente a la evolución que está sufriendo el antiguo mundo comunista. Pero sin una voluntad de reforma interior, los gestos de propaganda hacia el exterior tienen una eficacia limitada. En todo caso, conviene registrar el hecho de que Fidel Castro, después de su participación en la cumbre de Guadalajara, ha hecho ciertos gestos de distensión.

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