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Andrés Sánchez cascosPremio Fundación Uriach de Ciencias de la Salud

"El hombre no esta genéticamente adaptado a las grandes urbes"

MAIKA SÁNCHEZ, "La genética es una ciencia médica todavía muy joven", explica Sánchez Cascos, "y su campo de investigación es infinito. Actualmente sabemos que todas las enfermedades tienen una base genética, incluidas las infecciones. Los factores externos son sólo el desencadenante, puesto que, si la persona no está genéticamente predispuesta, la enfermedad no aparece. Esto nos explica por qué entre grupos de individuos que se desenvuelven en análogas condiciones de vida unos desarrollan ciertas enfermedades y otros no".

Un ejemplo bastante Ilustrativo sería el del cáncer de pulmón y los fumadores. Si está demostrada científicamente la relación entre el tabaco y el cáncer de pulmón, ¿por qué no todos los fumadores llegan a sufrir al cabo de los años este tumor? Así, están descritos casos de fumadores empedernidos que mueren a edades muy avanzadas sin que el cáncer haya hecho aparición en sus pulmones.

Elementos hostiles

Sánchez Cascos advierte que la predisposición genética a padecer determinadas enfermedades no significa que éstas se encuentren inscritas en nuestros genes: "Cada uno de los 100.000 genes que aproximadamente tenemos los humanos fabrica unas proteínas, y éstas son las responsables de que, en un determinado momento, enloquezcan y puedan provocar la aparición de una enfermedad".

En cuanto a los factores externos que, junto a la predisposición genética, precipitan la enfermedad, Sánchez Cascos cita el conjunto de elementos hostiles que supone el modo de vida de las grandes concentraciones urbanas. Según este genetista, el hombre es un ser que vive en un ecosistema que secularmente estaba constituido por pequeños grupos de población.

"En esta segunda mitad del siglo XV", añade, "las ciudades han empezado a ejercer un magnetismo que ha provocado grandes movimientos migratorios del entorno rural al urbano. Esto propicia hacinamientos de población, que resultan sumamente hostiles para el individuo, porque no está genéticamente adaptado al nuevo estilo de vida".

Así aparecen, según señala este experto, patologías como la obesidad, la diabetes, la hipertensión y la hipercolesterolemia o colesterol elevado, tan características de las sociedades urbanas e industrializadas. "A ellas hay que añadir", dice, "un amplio abanico de trastornos mentales".

Igualdad genética

En palabras de Sánchez Cascos, no existen personas genéticamente fuertes o superiores a otras, y otras que se encontrarían en el extremo contrario. "El hecho de que unos sujetos contraigan más enfermedades que otros", aclara, "no indica una superioridad o inferioridad genéticas. La razón es que todos los humanos somos genéticamente diferentes; en esto, el concepto de igualdad no existe".

Los conocimientos actuales de esta ciencia médica son de gran utilidad para el diagnóstico prenatal de alteraciones genéticas como el síndrome de Down o mongolismo, la fibrosis quística -llamada. enfermedad de Duchenne- y otros trastornos cromosómicos, según explica Sánchez Cascos, pionero en España de estas técnicas al crear en 1962 el primer laboratorio de genética humana en la Fundación Jiménez Díaz.

Desde esa fecha, este genetista, que también es catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid y jefe asociado de cardiología de la Fundación Jiménez Díaz, está realizando un amplio estudio sobre cardiopatías congénitas (enfermedades del corazón) en una población de 3.000 familias españolas.

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