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Wiesenthal afirma que el criminal nazi Josef Mengele puede estar vivo

Simon Wiesenthal, que ha dedicado toda su vida a buscar nazis prófugos, asegura que Josef Mengele, el ángel de la muerte, aún puede estar vivo. Wiesenthal, de 83 años y superviviente del holocausto, corroboró así la investigación secreta israelí publicada en el periódico británico The Independent la pasada semana. En el diario se afirma que un especialista en patología del Ejército y la policía israelíes restan credibilidad a la comisión internacional que identificó en 1985 como los restos de Josef Mengele a un cadáver enterrado en el cementerio de Embu, cerca de Sâo Paulo.En una entrevista con EL PAÍS, Wiesenthal declaró que existen "claros indicios de que Mengele no murió ahogado en Brasil en 1979, como fue anunciado por su familia años después". Agregó que ésa "es la séptima muerte de Mengele desde que lo busco".

"Las autoridades alemanas aún no cierran el caso y no han declarado muerto a Mengele", dice Wiesenthal. Le parece además "extraño que los parientes no hayan trasladado el cadáver a Baviera, al mausoleo familiar, a pesar de que siempre mantuvieron estrecho contacto". Finalmente, Rolf, el hijo de Mengele, "jamás aceptó someterse a una prueba genética para comprobar su parentesco con el cadáver hallado en Brasil.

Mengele nació en 1911 en la ciudad de Guenzburg, en Alemania, hijo de una familia que hizo fortuna fabricando maquinaria agrícola de la marca Karl Mengele & Soehnen, que hasta ahora es vendida en toda Europa. El monstruo de Auschwitz estudió filosofia y medicina, y al comenzar la II Guerra Mundial -por motivos de salud- fue declarado no apto para ir al frente. Él mismo se ofreció para el cargo de médico en Auschwitz, donde se dedicó desde 1943 a 1945 a hacer crueles experimentos genéticos con gemelos y enanos.

La doctora austriaca Ella Lingens, de 82 años, presidenta de los supervivientes de Auschwitz, que se vio obligada a trabajar bajo las órdenes de Mengele, le recuerda siempre vestido "impecablemente de blanco, con guantes de ese color y unas botas negras brillantísimas". Con ese atuendo y exasperante calma seleccionaba a los que iban a la cámara de gas o a los que enfrentaban una muerte más lenta en las barracas del campo.

Después de la guerra, el criminal nazi vivió clandestinamente en algún pueblo de Baviera, hasta que en 1951 viajó a España, y desde allí, a Latinoamérica. En Buenos Aires adquirió el nombre de Friedrich EdIer von Breitenbach. En 1960, con la protección del ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner, se fue a Asunción.

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