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CITA HISTÓRICA EN MÉXICO

González pide a Castro que democratice Cuba

Por segunda vez en 17 meses, el presidente del Gobierno español, Felipe González, pidió el miércoles por la noche (madrugada del jueves en España) al líder cubano, Fidel Castro, que cumpla los requisitos para integrar a su país en un continente latinoamericano en el que impera la democracia. De poco le sirvió. Recibió la misma respuesta inflexible que en marzo de 1990 en Brasilia. Ya entonces, el jefe del Ejecutivo le instó, sin éxito, a que "insertara a su isla en la corriente democratizadora que recorre América Latina".

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ENVIADOS ESPECIALESCastro obtuvo ayer la cita que solicitó con González aprovechando la celebración en Guadalajara (México) de la primera cumbre de jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos. Acompañado por Carlos Rafael Rodríguez y Carlos Aldana, el comandante charló primero durante 35 minutos con el jefe del Ejecutivo español, y después se incorporó a la conversación, que se prolongó durante otros 70 minutos, el presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari.Si en Brasilia González estuvo interesado por poder contar como testigo con el jefe de Estado venezolano, Carlos Andrés Pérez, en Guadalajara quiso tener a su lado, en la suite 4110 que ocupa en el lujoso hotel Camino Real, al anfitrión de la cumbre y presidente del país latinoamericano que mayor influencia ejerce sobre la isla caribeña.

Cordialidad

Con un saludo descrito por un portavoz oficial como "algo más cordial que un apretón de manos", se inció la entrevista, que discurrió en un tono más distendido que la celebrada en Brasilia y concluyó con pocas sonrisas."Se le insistió en que el futuro de Cuba está en la integración en América Latina, y se le recordaron los elementos de homogeneidad que configuran ese continente entre los que cabe resaltar la democracia", añadió el mismo portavoz. Hubo "gran coincidencia" entre los planteamientos de González y de Salinas.

¿Cómo reaccionó Castro? Vestido con su uniforme y sin quitarse en ningún momento su visira, el comandante escuchó atentamente y no rehusó abordar ningún tema, pero no se ablandó. No hizo una exposición sombría de la situación interna en Cuba, a pesar de las penurias que padece su población, aunque reconoció, no obstante, que el nuevo marco internacional caracterizado por la desaparición del bloque socialista ponía a prueba a su país. Pidió cooperación, que España acaba de reanudar tras la llamada crisis de las embajadas, para hacer frente al reto y evitar hundirse.

Con el propósito de convencerle del carácter inexorable de los cambios, González dio cuenta a su interlocutor de las recientes conversaciones mantenidas durante su reciente viaje a Moscú. Castro apenas opinó, pero desarrolló, en cambio, la teoría de que su gran rival, EE UU, había entrado en recesión y e iba a padecer problemas graves. El jefe del Ejecutivo español le rebatió sus argumentos, que incitaron a sospechar a algunos que el comandante alberga la esperanza de que una hipotética crisis en EE UU suponga un alivio para su régimen. Aunque no tuvieron probablemente la ocasión de charlar de nuevo largo y tendido, el sorteo hizo sentarse uno al lado de otro anoche, a Castro y a González, en el concierto Voces para Iberoamérica, al que asistieron en el teatro Degollado los 23 mandatarios que participan en la cumbre. Veinticuatro horas después Castro conoció al rey Juan Carlos en el curso de otra entrevista que también había solicitado.

Los responsables cubanos que acudieron a Guadalajara intentaron evitar a toda costa que su país focalice el interés por las presiones a las que se le podría someter para que siga el mismo rumbo político que el resto del continente. Como "intoxicaciones fabricadas desde el Norte" calificó el embajador de Cuba ante la ONU, Ricardo Alarcón, las informaciones de prensa sobre esta cuestión.

Contraatacó a propósito de la violación de los derechos humanos en su isla: "¿Por qué no hablan de la miseria, de la pobreza o del subdesarrollo?", preguntó a los periodistas el embajador. "Aquí están reunidos presidentes serios y se tratan asuntos serios". "Lo más importante para los países que aquí nos hemos dado cita es el desarrollo, la independencia y no otras razones".

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