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ANÁLISIS

EE UU y la búsqueda de la paz en Mozambique

Estados Unidos está decidido a aprovechar la nueva situación creada en África austral por la paz en Angola y el levantamiento parcial de las sanciones económicas contra Suráfrica para dar un nuevo dinamismo a las negociaciones de paz en Mozambique, que se arrastran hace más de un año en Roma sin resultado aparente. Esta es, por lo menos, la impresión de los diplomáticos occidentales que contactaron con el subsecretario de Estado adjunto para los Asuntos Africanos, Jeffrey Davidow, durante la reciente visita que éste realizó a Maputo. Después de entrevistarse con el presidente Joaquín Chissano, en presencia del ministro mozambiqueño de Exteriores, Pascoal Mocumbi, y del ministro de Transportes, Armando Guebuza, que dirige la representación gubernamental en las negociaciones de Roma con la Resistencia Nacional Mozambiqueña (Renamo), Davidow partió hacia Johanesburgo para analizar con el Gobierno surafricano las consecuencias de la decisión del presidente Bush de levantar el embargo económico.

Relación con Suráfrica

La iniciativa estadounidense, inmediatamente seguida por otros países occidentales, fue anunciada sin comentarios en Maputo. Mozambique fue, en 1984, el primer país africano que firmó un acuerdo de cooperación y no agresión con Suráfrica, desafiando las críticas de los otros países de la línea del frente y de la OUA. El mismo día, la prensa y la televisión estatal mozambiqueñas dieron mucha publicidad a la creación de una empresa mixta, con participación de capitales privados surafricanos, para la plantación y explotación de 1.000 hectáreas de cítricos, a unas decenas de kilómetros al sur de Maputo. Mozambique es actualmente el país africano beneficiario de la mayor ayuda económica, financiera y humanitaría; fue anunciado, hace 10 días, el inicio de un programa de cooperación militar para la formación y adiestramiento de militares mozambiqueños. Y esto a pe sar del hecho de que el partido en el poder en Maputo, que renunció oficialmente al marxismo y al régimen de partido único, considere todavía que el socialismo es el modelo de sociedad más adaptado a las realidades del país.

Washington, muy reticente en relación al proceso de. democratización en Angola y a las reformas políticas y económicas emprendidas por el Gobierno del MPLA en ese país, parece satisfecha con el cambio político verificado en Mozambique, que a primera vista parece más formal que real. El relativo bienestar de que goza una pequeña parte de la población de la capital, Maputo; la limpieza de las calles y la reconstrucción del centro de la ciudad; la reapertura de numerosos comercios privados y la aparente abundancia de productos en los mercados y en las tiendas son, en gran medida, el resultado de la ayuda de la comunidad internacional. Ésta constituye actualmente la principal fuente de recursos de uno de los cinco países más pobres del mundo, y actúa como un auténtico balón de oxígeno para el régimen mozambiqueno.Los verdaderos destinatarios de estas ayudas humanitarias (las poblaciones desplazadas de las zonas rurales a consecuencia de la sequía y de la guerra, los refugiados hacinados en campos precarios en el interior de su propio país o en los países vecinos) sólo ven llegar una muy pequeña parte de ellas, debido a la casi total interrupción de los transportes y también a la inseguridad reinante.Según un miembro de la comisión internacional de control del alto el fuego parcial en Mozambique, firmado el pasado diciembre pasado en Roma, "es un auténtico círculo vicioso, porque la miseria y el hambre provocados por la guerra están también alimentando muchos intereses, legítimos e ilegítimos, y ya no se sabe hasta qué punto el sentimiento, humanitario, de solidaridad con las víctimas de la guerra no está retrasando la propia decisión de los máximos responsables de acabar con la contienda".

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