Sanidad, el gran atasco

He leído con satisfacción el reportaje aparecido en el suplemento Domingo de EL PAÍS del pasado 16 de junio, firmado por Milagros Pérez Oliva, titulado El gran atasco.

En enero de este año pidió mi mujer hora para consulta de neumología y se la dieron para el 21 de mayo. Comentando este tema con los compañeros de trabajo, cada uno cuenta un caso semejante. Parece ser que las vergonzosas colas no sólo son en cirugía.

El mes pasado, al recopilar datos para mi declaración de la renta, observé que en el año 1990 he cotizado el 4% de mis ingresos brutos a la Seguridad Social. Ignoro que parte del 25% de mis ingresos retenidos por Hacienda han ido a parar a Sanidad, y tampoco sé lo que cotiza mi empresa por mí, que al fin y al cabo al formar parte de sus gastos de personal es como si también lo cotizara yo.

Podemos comparar con algún país europeo para poder juzgar la gestión de nuestra Administración; por ejemplo, Alemania. Allí entre empresa y trabajador, a partes iguales, cotizan el 11,8% del bruto del salarlo (datos de 1987). Si en España los empresarios pagan, dicen ellos, el 8% estamos en línea con los alemanes en cuanto a cotizar, pero no en cua nto a recibir prestaciones. Desde luego allí no existen las listas de espera; su sanidad cubre más necesidades, como son prótesis, parte de los costes de gafas, etcétera; tienen ayudas familiares y a la infancia; sus jubilados deben de gozar de buena situación como se desprende el que sean asiduos visitantes de nuestras costas.

Me atrevo a rogarle a Milagros Pérez Oliva que continúe su reportaje El gran atasco con los resultados de una investigación basada en las siguientes líneas que se me ocurren:

a) ¿Qué pasa en otros países de nuestro entorno?

b) Existen grandes fraudes. Alguien se queda con parte del dinero.

c) Falta profesionalidad en la gestión / administración, lo que la hace ineficaz.

d) El presupuesto es insuficiente, aunque el porcentaje de cotización sea de orden similar al de países con Seguridad Social modélica, al ser nuestros ingresos mucho menores, las cantidades absolutas por cotizante son también mucho menores.

e) Se desvían grandes cantidades de dinero a la amortización de puestos de trabajo. Se producen muchos despidos voluntarios con la condición de encubrir esta voluntad y poder cobrar el paro durante un tiempo.

f) Hay actitudes de boicoteo dentro de la sanidad, puede que existan grandes intereses por hacer fracasar totalmente nuestro actual sistema y así hacer más apetecible una privatización.

El motivo que me empuja a esta petición es que tengo el pleno convencimiento de que el buen funcionamiento de la Administración depende en gran parte de que la opinión pública les esté recordando continua y seriamente que lo que se promete en épocas de elecciones hay que llevarlo a cabo después.-