Hambre y alergia
Doña Ana María de Lucio Tomé debe sufrir alergia al polen de olivo, según se desprende de su carta (ver EL PAÍS del 20 de junio de 1991). Pero eso en sí no es malo, aunque muchas veces sus síntomas hacen que la primavera sea insoportable. Lo grave seria que, por ejemplo, en Jaén, donde esta clase de alergia es bastante común, se utilizase el argumento de la citada carta y se sustituyesen los olivos por pinos. Se acabaría con todas las consecuencias de esa alergia y se caería en otra mucho peor: la alergia del hambre. Mi carta, aunque pueda parecer que cojo el rábano por las hojas, sólo tiene por objeto expresar mi veneración por el olivo; árbol representativo de la cultura milenaria mediterránea- .
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