Democracia saharaui
ACABA DE concluir el VIII Congreso del Frente Polisario con la toma de una decisión inteligente y oportuna: la apertura de la formación independentista saharaui al pluralismo político. En palabras de Mohamed Abdelaziz, secretario general del Polisario, obtenida la independencia del Sáhara, se instauraría "un Estado democrático basado en el multipartidismo, la economía de mercado libre y la defensa de los derechos humanos". Un programa impensable en el Tercer Mundo hasta hace bien poco.En los momentos más intransigentes de la guerra fría, los grupos de liberación nacional en las colonias tendían a aglutinarse en torno a una ideología marxista claramente antioccidental. Obtenida la independencia, instauraban regímenes autoritarios de partido único. Tras la desaparición del socialismo real las posibilidades de pervivencia de tales movimientos en los nuevos países independientes son cada vez más escasas. Un ejemplo significativo: en Namibia, sólo el acelerado cambio ideológico de última hora y la aceptación de los valores democráticos permitió a la Organización Popular del África del Suroeste (SWAPO) una victoria en circunstancias extremas en las elecciones de la independencia a fines de 1989.
La perestroika saharaui es un excelente punto de arranque para el futuro, sea cual sea éste. Lo sería mucho más en el supuesto de que los independentistas saharauis triunfaran en el referéndum del próximo mes de enero en detrimento de las ambiciones marroquíes. Lo importante, sin embargo, es que el periodo de transición al multipartidismo sea realmente tan transitorio como promete el secretario general. Por otra parte, la nueva orientación ideológica permite a los saharauis concentrarse en la obtención de la independencia, sin que este objetivo resulte estorbado por las angustias sobre la futura forma de gobierno.
Naturalmente, no es posible aventurar el resultado del referéndum de autodeterminación, pero, desde el octavo congreso, sí lo son los términos morales en los que se ha de producir desde el punto de vista de los saharauis. El frente independentista siempre rechazó que debiera elegirse entre Polisario y Marruecos; la disyuntiva real estaba, según él, entre independencia y esclavitud. Lo malo es que la intransigencia doctrinaria del Polisario había hecho que bastantes saharauis empezaran a considerar preferible la esclavitud con Marruecos a la independencia con el frente.
Lo que al decir de todos sí ha reafirmado el octavo congreso es que el referéndum conducirá inevitablemente a la independencia y a la consagración de la República Árabe Saharaui Democrática. ¿O al Territorio Autónomo Saharaui dentro del reino alauí como paso previo a una integración en el Gran Magreb? Ya no es concebible la existencia de Estados enemistados en el norte de África, ni tampoco que las consecuencias de la consulta sobre la autodeterminación no sean objeto de negociación entre las partes enfrentadas, negociación que el Polisario rechaza hoy -pese a los deseos de Marruecos- para que nadie pueda acusarle de entreguismo. El futuro del Sáhara no está en la entrega" sino en el entendimiento.
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