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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Nerviosismo marroquí

En uso del derecho de réplica que me asiste, le ruego incluya en su periódico la siguiente carta como contestación a la publicada el pasado 2 de junio del embajador de Marruecos, en la que éste intenta descalificarme.Muy nerviosos están los funcionarios marroquíes ante el próximo referéndum en el Sáhara cuando el embajador de Marruecos se molesta en descalificar mi poco relevante persona en una carta a EL PAÍS. Sus ataques son extemporáneos, además de falsos. Yo no me encontraba en la represión de Zem1a o Jatarrambla de junio de 1970 porque en tal fecha ni siquiera

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me hallaba en el Sáhara, como pueden atestiguar mis compañeros de entonces y los saharauis. En cuanto a su calificación de seudohistoriador, estimo que mi licenciatura en Historia y mis trabajos son más consistentes y más dignos que los cargos que el amo de Marruecos distribuye entre sus lacayos. Se trata sólo de desprestigiar y anular a los que atacan sus corrompidas estructuras, como el libro de Perrault Nuestro amigo el rey, o a los que defendemos la causa saharaui, a millares en Europa.

La ignorancia del embajador de Marruecos sobre su propia historia es más grave aún, y su amalgama de datos inexactos no superaría un examen de enseñanza primaria. En 1934, los franceses no derrotan a las fuerzas marroquíes del Sáhara, sino que combaten en Marruecos a los últimos núcleos rebeldes contra el protectorado y contra el sultán vendido a Francia, Ma el Ainin; y sus hijos no fueron nunca resistentes marroquíes, sino caudillos independientes de todo vasallaje al sultán y combatientes contra la penetración francesa. El hijo mayor, El Heiba, se proclamó sultán y se apoderé de Marraquech en 1912. Su hermano, Marabbi Rebbu, conocido como el Sultán Azul, prosiguió la lucha hasta 1934 y se refugió luego en zona española, muriendo en 1943; por eso está enterrado en el Sáhara. Consulte los trabajos de La Chapelle, Désiré-Vuillemin, Barbier y otros muchos.

En fin, con seguridad que el embajador de Marruecos, cuyas dotes intelectuales no parecen muy brillantes, desconoce un viejo proverbio español: ladran, luego cabalgamos- Coronel de Artillería y licenciado en Historia.

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