_
_
_
_
Tribuna:FERIA DE SAN ISIDRO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Una faena ideal

Andrés Trapiello

De los toros convendría decir lo que san Agustín dijo del sufrimiento: "Es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido". A los toros yo creo que no se puede ir, pero es bueno haber ido. No se puede decir "voy a los toros". En eso siempre hay una arrogancia y un folclorismo absurdos, de la misma manera que resultaría obsceno confesar: "Voy a sufrir un poco". Decir "vengo de los toros" es otra cosa. Eso sí puede decirse, porque en él haber visto una corrida de toros hay ya mucho de fracaso, de fugacidad y pasado, y el pasado y el fracaso terminan por redimirnos a todos.Siempre me han llamado la atención los viejos aficionados taurinos. Todos, con tono más o menos villoniano, hacen su balada de los toros y toreros de antaño. Aseguran: "Yo vi torear a Joselito, a Belmonte, a Lalanda, a aquél, al otro". El que ha visto a Manolete, no dice "yo he visto a Curro". Dice: "Yo he visto a Manolete". Los recuerdos tienen siempre su escalafón, y cuanto más antiguos parecen tener más estrellas en su bocamanga. Luego, los viejos aficionados se quedan pensativos y silenciosos, que da la impresión que en ese momento Belmonte o Joselito despliegan sobre su memoria todo su capote, envolviéndoles en infinita tristeza por todo el tiempo irremediable y muerto.

Si, después de haber visto todo lo que confiesan haber visto, estos aficionados siguen yendo a los toros, no es más que para corroborar una y otra vez que nada ni nadie podrá con aquellas lejanas y sofiadas figuras y aquellas faenas memorables, por la misma razón que ninguna nevada es más intensa que las nevadas de la infancia, ni nieves más quietas y silenciosas que las tristes y melancólicas nieves de antaño.

Aficionados catedráticos

Todos llevamos, pues, una corrida de toros ideal en la cabeza, como decía Platón que llevábamos las ideas. La mía transcurre en una plaza pequeña. En las plazas como Madrid la gente no va a los toros sino a medir en centímetros dónde se pone el subalterno y a pedir que se lleven preso al presidente. Los aficionados en Madrid son todos catedráticos. Yo pienso en una plaza pequeña, de pueblo, vieja, con toreros honestos, ni de mucho ni de poco cartel. Regular. Y unos aficionados respetuosos, unos más entendidos y otros menos, pero que saben estar callados cuando hay que estarlo. Y una tarde sembrada, aquí, allí, de cosas inspiradas, es decir, inesperadas, nacidas no para ser juzgadas ni salir en los periódicos, sino para perderse, como la nieve, y para permanecer, como el recuerdo de la nieve. Si a esto le añadimos unas viejas fotos en blanco y negro de los viejos maestros, dos o tres buenos libros taurinos y dos, o tres buenos poemas de lo mismo, podremos tener ya en la cabeza una faena platónica, una faena ideal. Esa para la que no es necesario ir a los toros, pero sí haber ido, y muchas veces.

Andrés Trapiello es escritor.

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_