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Irak, frente a las epidemias

La destrucción de las plantas potabilizadoras de agua aumenta el riesgo de enfermedades

Ángeles Espinosa

Más dañada por la reciente revuelta popular que por los bombardeos de los aliados, Basora exhibe de nuevo los rostros de la guerra. Edificios quemados, escaparates remendados y casas destruidas dibujan una postal similar a la que dejaran ocho años de duelos artilleros con Irán. "La vida es bastante normal", dice el nuevo gobernador de la provincia. "Desde el 10 de marzo no ha habido incidentes". Pero el acceso a Tanuma, en la orilla oriental del Chat el Arab, donde al parecer se refugiaron los rebeldes, continúa prohibido.

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Al límite de sus fuerzas, la población, casi un millón de personas, se enfrenta a la amenaza del cólera y el tifus. El problema sanitario arranca de la inutilización, durante los disturbios, de la planta potabilizadora de agua y del sistema de tratamiento de residuos. Este último, inactivo durante al menos dos meses, acaba de ponerse en marcha a principios de esta semana, pero mientras tanto ha provocado una saturación en las alcantarillas y la salida a la superficie de abundante materia fecal, con el consiguiente riesgo de epidemia. "Su destrucción fue obra de los saboteadores" denuncia el gobernador, brigadier Latif Hamud. Una fuente independiente que recibió el anonimato sugirió, sin embargo, a un pequeño grupo de periodistas que había que responsabilizar al Gobierno. "Ha sido sólo la sala de control, y no los grandes tanques exteriores, lo que ha resultado dañado", explicó el interlocutor. "Usen su lógica, ¿quién va a querer dañar algo tan inocente como el sistema de tratamiento de aguas residuales?", añadió, dando a'entender que fue una medida de castigo contra la población, en su. mayoría shií, de la ciudad.

Con todo, la situación no está resuelta aún. Aldo Benini, el jefe de la delegación local del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), expresa su preocupación por el vertido de los deshechos en el Chat el Arab, el río que atraviesa Basora y que constituye su principal fuente de abastecimiento de agua. "Se trata de una bomba de tiempo para el medio ambiente", afirma Benini.

De todas formas, el hecho de que las conducciones se hallaran intactas ha permitido el rápido reestablecimiento del agua en toda la ciudad, aunque la escasez de cloro impide que sea potable.

Diarrea y cólera

"Fuera de la capital la situación no es tan brillante" puntualiza Benini, cuyo equipo multidisciplinar incluye dos ingenieros expertos en aguas. En estas zonas rurales es también donde más incidencía tienen las enfermedades. "Encontramos muchos casos de diarrea, incluido el cólera, cuando llegamos [a principios de abril], e identificamos ésta como una de las principales causas potenciales de muerte", explica el responsable del CICR.

Las enfermedades gastrointestinales no son un fenómeno nuevo en esta región y los hospitales conocen muy bien cómo tratar esos casos. Lo que sí resulta novedoso es la aparición de tifus. La coordinadora médica, Judith Merlin, se refiere a la dificultad de cuantificarlos "porque se dan junto a otras enfermedades y no se declaran hasta no disponerse de los análisis, algo imposible ahora con los laboratorios destruidos". Así que mientras tanto se compután como "fiebres de origen desconocido". La carencia de chloramplienacol (para tratar el tifus) y otros antibióticos, está provocando, en opinión de los expertos del CICR, un aumento de la mortalidad. Otro de sus temores es la escasez de alimentos. "La comida puede constituir pronto un gran. problema", afirma Benini. Sin embargo, los mercados están llenos. "Se puede encontrar de todo, siempre que se tenga el dinero suficiente" explica a esta enviada especial Farida, un ama de casa que se queja de lo elevadio de los precios. Las raciones del Gobierno apenas alcanzan para la subsistencia.

La situación se complica con el regreso de las familias huidas a Irán en busca de refugio, bien durante los bombardeos aliados bien durante las revueltas. Muchos de ellos han perdido sus easas, que como los habitantes de Tanuma no pueden regresar a ellas.

El gobernador Hamud, un veterano condecorado por sus servicios en la Madre de Todas las Batallas, asegura que se les está realojando, pero en la visita oficial de los periodistas apenas se encuentra a una docena de familias hacínadas en unos bajos comerciales de la Corniche.

Ni en medios oficiales ni en las agencias de ayuda disponen de cifras sobre cuántos se fueron, cuántos han regresado o cuántos están todavía en el país vecino.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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