Encerrada en lo grotesco
Mónica Valenciano ha presentado en Madrid su segundo trabajo como coreógrafa y bailarina, esta vez ayudada por dos actrices. Puntos suspensivos podría tratarse de la historia de tres marginadas en un suburbio, o de locas campando en la libertad de su encierro, también de una metáfora sobre la vida como espacio vacío que va llenándose con relaciones de uno con el otro.La armadura teatral es una serie de improvisaciones, método de taller que se usa desde hace una veintena de años: se parte de una situación para llegar a otra combinando ritmos de palabras, sonidos, hasta crear cierto ambiente esquizoide para luego romperlo con un nuevo estímulo y volver a empezar. Al montaje le falta conexión entre las escenas y le sobran reiteraciones, hay repeticiones demasiado sostenidas que pierden así su efecto provocador. Las dos actrices son el único valor -no poco- teatral de la obra.
Puntos suspensivos
Coreografía: Mónica Valenciano. Actrices: N. Kraydeberg y J. Cordero. Coproducción: Teatre Obert, Teatro Pradillo y Klapstuk Dans Festival (Lovaina). Teatro Pradillo, Madrid, 31 de mayo.
Ver a Mónica Valenciano mover un minúsculo dedo mirando al público, o rascar el espacio que le roza, despierta ternura, dentro de tanta danza abstracta como se maneja. Ella lo dice todo con nada, y sus mensajes contienen una expresividad gestual camaleónica. Abusa de lo repetitivo, pero cuando su movimiento logra proyectarse y tomar cuerpo en el espacio es cuando se descubre su poder de expresión dinámica. Debería pensar en abandonar ya ese personaje lumpen, algo grotesco, en el que se ha encerrado.
Babelia
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