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El mercado del arte acusa la recesión por la guerra del Golfo y la ley del patrimonio

El volumen de negocios del sector ha bajado entre el 40% y el 60% en el último año

El volumen de negocios del mercado de arte en España ha experimentado en los últimos meses una disminución que algunos expertos del sector consultados por este diario cifran entre el 40% y el 60%. La recesión económica mundial, el temor a las consecuencias de la guerra del golfo Pérsico y la incertidumbre de los coleccionistas ante el anterior proyecto de ley de impuesto sobre el patrimonio son las causas principales de esta crisis, que en el extranjero comienza a remontarse, pero que en España debe aún tocar fondo.

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"En los años ochenta, hubo gente que tuvo fundados motivos para creer que la venta de obras de arte era un negocio facilísimo y absolutamente redondo", recuerda un destacado galerista barcelonés consultado por este diario. "Para algunas personas que entraron entonces en el sector, bastaba con decirle a la gente que no se lo pensara y comprara, porque mas adelante sería aún más caro. De un año a esta parte, el panorama ha cambiado y, como era lógico, los que entraron con mayor frenesí en la dinámica especuladora han sido los primeros en quedar atrapados".Hasta el final de la pasada temporada de exposiciones, a mediados de 1990, el mercado del arte en Barcelona movía una cantidad anual que los cálculos más sobrios cifraban por encima de los 10.000 millones de pesetas, incluso sin contar el apreciable segmento de operaciones en dinero negro. Los primeros síntomas de recesión económica ya enfriaron un tanto el ambiente, pero la guerra del Golfo produjo lo que otro galerista consultado denomina un "efecto de congelación" en las operaciones con obras de arte.

La resolución de la guerra del Golfo, a principios de este año, coincidió con un susto mayúsculo para los galeristas y los coleccionistas españoles: el riguroso planteamiento inicial del proyecto de ley de impuesto sobre el patrimonio, que fue finalmente sustituido por un articulado más favorable a un gravamen fiscal moderado del patrimonio artístico privado, multiplicó la desconfianza en las inversiones en arte, tanto las de objetivo abiertamente especulador como las de los compradores cuyas motivaciones son estrictamente culturales o artísticas.

El peor momento

"Lo peor de todo es que el proyecto de ley de impuesto sobre el patrimonio fue un jarro de agua fría que cayó en el peor momento posible", señala el propietario de una acreditada sala de exposiciones barcelonesa. "Para los que defendemos el rigor profesional y la dimensión cultural de nuestro sector", explica el mismo galerista, Ia desbandada de los especuladores motivada por la guerra del Golfo, así como el final de la indiscriminada tendencia alcista del mercado, típica de la anterior década, fue una noticia casi bien venida, porque apuntaba a una estabilización, pero el proyecto de ley no sólo espantó a los especuladores, sino a todo el mundo".Algunas obras de artistas jóvenes, cuya cotización se disparó en los 80, carecen ahora de salida y, en el caso de los artistas vivos más apreciados o de los grandes maestros contemporáneos, tanto los particulares como los galeristas se resisten a poner sus obras a la venta en espera de una situación con mayores márgenes de beneficio. Tal podría ser el caso de la obra de Miró Mujer y pájaro en la noche, anunciada y retirada de una reciente subasta en Madrid. "Vivimos la surreal coexistencia de la inflación de algunos y la crisis de oferta de otros", dice un galerista mallorquín, que apunta, al igual que otras fuentes consultadas , "hacia la supervivencia de los galeristas con obra muy diversificada".

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