Dos exposiciones retrospectivas de Rosenquist y Mompó coinciden en Valencia
Las muestras revisan la evolución de la obra de dos importantes artistas
El arte pop del norteamericano James Rosenquist y el minimalismo lúdico del valenciano Manuel Hernández Mompó centran las dos exposiciones que cierran la temporada del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM). Inauguradas ayer, las muestras se acercan a la evolución durante las tres últimas décadas de dos prácticas artísticas muy diferentes. Desde 1973 no se había organizado una retrospectiva en Europa dedicada a Rosenquist. Valencia y Florencia acogieron en 1984 las últimas retrospectivas de Mompó.
La evolución desde el pop original de los sesenta al surrealismo de efectos urbanos de los últimos años, en el caso de Rosenquist; y el coherente desarrollo de sus características composiciones realizadas a partir de signos cromáticos, en el caso de Mompó, son revisadas en las dos muestras con las que el IVAM cierra la temporada de exposiciones. La directora del museo valenciano, Carmen Alborch, calificó ayer esta doble oferta del instituto como "una fantástica coincidencia".Rosenquist, que ha permanecido en Valencia varias semanas supervisando él mismo el montaje de la exposición, cuyo comisario es Vicente Todolí, señaló ayer, al congratularse de la presencia en la muestra de obras procedentes de museos y colecciones particulares de todo el mundo, que "la fama de un artista depende de los coleccionistas de obras de arte y de su voluntad de prestarlas".
Tras la negativa experiencia de una frustrada exposición en Moscú, a principios de año, en, la que se vio dificultado el transporte de las obras en avión, debido a la guerra del Golfo, Rosenquist calificó el montaje de la muestra del IVAM como "un gran placer".
La exposición, que ocupa dos plantas del centro Julio González del IVAM y que incluye pinturas, esculturas e instalaciones, está estructurada en dos bloques: de un lado, la producción de Rosenquist en los años sesenta, con una clara adscripción al Pop Art y una singular utilización de la técnica y la iconografía de la publicidad; de otro lado, el trabajo del artista posterior al grave accidente que en 1971 sufrió cuando viajaba en automóvil junto a su mujer y su hijo, en el que ha ido llevando su producción hacia lo que David Shapiro ha calificado como "un arte surrealista americano", basado en efectos urbanos y "fragmentos quebrados de narración".
La influencia de las vanguardias de principios de siglo sobre la obra de Rosenquist, destacada por Craig Adcock en el texto de introducción al catálogo de la exposición, fue reconocida por el propio artista ayer, cuando agradeció con humor a Goya, a la ciudad de Valencia, a Gris, Picasso, Dalí -a quien conoció- y Julio González, su interés hacia España.
Homenaje pendiente
Definida, por otra parte, como "el homenaje que le debíamos" por el comisario de la muestra, J. F. Yvars, la exposición dedicada a Manuel Hernández Mompó se organiza en un itinerario definido por sus Constelaciones, representaciones y signos, e incorpora obras realizadas a lo largo de 25 años, desde inicios de los sesenta.Yvars recordó la dignidad con la que Mompó lleva una situación de salud gravemente precaria, -una enfermedad lo mantiene en una silla de ruedas y le impide hablar- , y dijo sobre la exposición: "Todo Mompó está aquí, aunque haya más mompos que los expuestos".
La concentración y la condensación son los dos aspectos que, según Yvars, presiden la selección de las setenta obras recogidas en la muestra. Al trabajo artístico de Mompó, en opinión del comisario de la exposición, hay que aplicarle la categoría kantiana de la "belleza libre", dadas sus tentativas "ingenuas y primigenias" de traducir plásticamente "los valores absolutos de la pintura".
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