Recuperación y distorsión
Nadie debería decir que Tennessee es un grupo de du dua (doo wop); se podrían enfadar los Drifters, los Platters, los Coasters y demás grupos vocales de los años cincuenta. Sería injusto compararles con bandas de rock and roll tradicional; estaríamos insultando a los Comets de Bill Halley, a los Crickets de Buddy Holly o al Johnny Burnette Trío. Tampoco podemos situarles junto a formaciones revivalistas, porque sería menospreciar a Sha Na Na, Rocky Sharpe and The Replays o a los mismísimos Manhattan Transfer. Finalmente, no debemos calificarles como músicos españoles de rock clásico, pues corremos el riesgo de ofender a Los Estudiantes, los Rocking Boys o los Mustang.Tennessee es un grupo oportunista basado en la recuperación, extorsión y reciclaje de géneros eternos. Dueños de dos tipos de canción, una balada y una rapidita, no dudan en estrujar hasta el paroxismo esta gallina de huevos de plomo. Se han convertido en una caricatura patética, gracias a lo burdo del montaje escénico, una pobre instrumentación y unas cualidades vocales sospechosamente similares a las de Bugs Bunny y el Pato Lucas.
Tennessee y Gatos Locos
Tennessee y Gatos Locos. Aforo: 1.000 personas. Precio: 900 pesetas.Pabellón de Deports del Real Madrid. Madrid, 12 de mayo.
Gatos Locos han enfocado su carrera de modo distinto. Buscan el éxito de manera más lenta pero también más seria. Sin ser unos músicos superdotados, disfrutan con su repertorio y arriesgan prudentemente en cada canción, en cada solo de guitarra. Son una aceptable banda de rock. El Pabellón del Real Madrid se mostró, finalmente, tan sucio y difícil de sonorizar como de costumbre.
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