Pavarotti, intimidado por cantar en un país de tenores

Luciano Pavarotti, de 55 años, tenor número uno en popularidad y ventas, dijo ayer que actuar en España supone para él una dura prueba. "Es como venir a las fauces del lobo", añadió refiriéndose a los grandes cantantes españoles. Pavarotti actuará mañana en Madrid, y el día 12 en Sevilla en recitales con acompañamiento de piano, en los que empezará con arias barrocas y terminará con canciones napolitanas. Las entradas de Madrid, puestas a la venta el día 3, se agotaron en unas horas, y entre los aficionados circulaba ayer que su precio, entre 500 y 4.500 pesetas, rondará en la reventa las 40.000.El recital madrileño, en el Auditorio Nacional de Música, coincide en fecha con otro en Sevilla, en el teatro de La Maestranza, en el que cantarán Victoria de los Ángeles, Montserrat Caballé, Teresa Berganza, Pilar Lorengar, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Jaime Aragall, José Carreras y Joan Pons. Pavarotti no quiso emitir un juicio lobre ellos. "Son grandísimos cantantes", dijo. "Sólo pronunciar su nombre, Berganza, Domingo, Caballé..., basta. Son consagrados".

Durante la conferencia de prensa organizada por el teatro de La Zarzuela, (sin servicio de traducción), Pavarotti se mostró sobrio y cordial. Bromeó sobre su obesidad: se propuso a sí mismo una dieta estricta: 'Mañana empiezo'. Con la misma llaneza y simpatía recibió el jamón de bellota que le entregó una periodistas.

Mientras el cantante hablaba, del interior del teatro de La Zarzuela llegaban ráfagas de Otelo, ópera que ensaya estos días Plácido Domingo y que Pavarotti cantó por primera vez en directo, en abril. "Otelo es un hombre muy complejo", dijo; "es negro, más viejo que Desdémona, y poco romántico, porque cuando habla del amor está pensando en la guerra". El dramatismo de la figura literaria se traslada a lo vocal en la ópera de Verdi, y hay quien piensa que Otelo no con viene a Pavarotti. "He comprobado que sí le va a mi voz", dijo, "aunque no sé si incorporaré el personaje a mi repertorio". Contó que en las dos primeras representaciones cantó enfermo en atención a los periodistas de todo el mundo que acudieron a la actuación en vivo, de la que se editará un disco.

Respecto a los tenores que tendrán que tomar el relevo de su generación, Pavarotti no se mostró demasiado optimista. Dijo que a su concurso se presentan jóvenes preparados, con voz, sensibilidad y sentido escénico, que a los cinco años desaparecen. "No hay un director de orquesta que hable con el cantante, que se detenga y diga: 'Así' o 'así no'. Ahora, las cosas funcionan de otra forma: de tres a cinco, Di quella piraa". La falta de tiempo de los directores, implicados en la gran maquinaria comercial, es un motivo, según dijo, por el que los cantantes jóvenes no avanzan. "No hay tiempo ni siquiera para mí", dijo.

El tenor, que ha vendido cientos de miles de copias de su disco de arias y canciones titulado Tutto Pavarotti, se mostró especialmente satisfecho por ello. Contó la anécdota de un oriental que le ofreció el disco con las siguientes palabras: "¿Le importaría firmármelo, señor Tutto?".