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Lo intuitivo y lo académico

Gonzalo Rubalcaba ha crecido en una comunidad que todavía confía la perpetuación de determinados patrones culturales a la transmisión oral entre sus sucesivas generaciones. Así, tan a flor de piel, ha recibido códigos circulares, santos y señas secretos que identifican y dan carácter al folclore de su país. Después, también ha tenido oportunidad de complementar y contrastar esta sabiduría popular con estudios rigurosos en centros creados para proporcionar una sólida base técnica y abrir los ojos a otras estéticas musicales, como la de la tradición sinfónica europea o la de los compositores cubanos cultos.En teoría, esta combinación es ideal para formar al músico, que aspira a manifestarse sin trabas, pero, por lo visto en el San Juan Evangelista, Rubalcaba arrincona buena parte de lo que tiene de artista intuitivo para lucir sus portentosas cualidades académicas cuando desarrolla su faceta jazzística. Sus dedos tienen la rapidez del rayo, pero todavía no están cargados con la electricidad que requiere una forma de expresión tan vital.

Gonzalo Rubalcaba Trío

Gonzalo Rubalcaba (piano), Charlie Haden (contrabajo), Víctor Jones (batería). Colegío Mayor Universitario San Juan Evangelista. Madrid, 28 de abril. Aforo: 500 personas. Precio: 1.500 pesetas.

Abrió su concierto madrileño con dos temas Incluidos en su reciente grabación para el sello Blue Note, Velas y Joao. Dos piezas solemnes, trascendentes, sin resquicio para el sentido del humor, en las que intentó crear una dulce atmósfera crepuscular que le quedó, de hecho, decididamente nocturna, pesimista y lúgubre, como de oscuros oficios de tinieblas.

Arrebatos

En ellas intercaló con brusquedad furibundos arrebatos percusivos que parecían salidos del mismísimo castillo de Barbazul, con delicados pasajes característícos del planísimo chopiniano, en una continua y algo caprichosa búsqueda de contrastes, que Charlie Haden, impertérrito y ensimismado en su contrabajo, secundó con melancolía y pesadumbre, como si estuviera comentando una mala noticia.Entre tanto color pastel, el único que proporcionó algo de viveza fue Víctor Jones, llegado desde Nueva York exclusivamente para part cipar en este concierto. A las escobillas acompanó con delicada intensidad y se desató con las baquetas, en cuanto le dieron ocasión, en un soberbio solo sobre All the things you are, el punto más alto de la noche.

Este clásico, más el blues Turnaround, de Ornette Coleman, y el inmortal bolero Bésame mucho, revelaron que Rubalcaba también sabe tomar derroteros más afables cuando se lo propone, aunque tampoco entonces subordina su propio virtuosismo al fin que debe perseguir cualquier trío: un proyecto musical común.

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