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Entrevista:POLÍTICA AGRÍCOLAPedro Solbes Ministro de Agricultura

"Hay que reducir el número de agricultores casi a la mitad"

El nuevo Gobierno aporta ilusión e ideas más frescas sobre algunos problemas, afirma Pedro Solbes, para quien el catalizador es el 93, concebido como un nuevo impulso de integración en Europa. El criterio de racionalidad económica hace, en su opinión, que el nuevo equipo sea más homogéneo, pese a la diferencia de sensibilidades entre los que se reclaman socialistas y los que se consideran socialdemócratas. A él, personalmente, no le molesta que le llamen solchaguista.A sus 48 años, Pedro Solbes posee una dilatada experiencia en la Administración, pero carece de carné del partido socialista. El aval para su nueva condición de ministro, como antes en las tareas de secretario de Estado para la CE, parece ser su competencia de gestor, aunque hay quien apunta a su estrecha amistad con un influyente dirigente del PSOE como una garantía más para el salto.

Pregunta. La agricultura española tiene una tasa de población activa muy alta en comparación con la media de la CE y una rentabilidad baja. ¿Eso quiere decir que sobran agricultores?

Respuesta. Hay que reducir el número de agricultores casi a la mitad, pero es muy difícil dar cifras concretas. Podemos pensar que si España está en un 11,2% de población activa agraria y la media comunitaria o la tasa de países como Francia es del 6%, el objetivo razonable es llegar a ese porcentaje en un período de tiempo de entre cinco y 10 años. Pero esa disminución no será igual en todas las regiones, porque no es lo mismo Baleares o Cataluña, con un 5% de población agraria, que Andalucía o Extremadura donde se rebasa el 25%.

P. El mensaje es que habrá un reajuste, quizá lento, pero inexorable para el campo.

R. Más que reajuste, yo, diría disminución de la población que trabaja en actividades agrarias. Lo óptimo es que esa población siga viviendo donde lo ha hecho toda su vida, pero sus recursos no van a provenir ya del campo. Las alternativas que se barajan tienen que ver con la economía del ocio. La duda es si eso es suficiente para dar condiciones dignas. En mi opinión, es posible en unas partes del país y en otras no, y por consiguiente tenemos que volver a pensar en la industria.

Necesidades

P. Entonces, no es una simplificación pensar que el futuro de Tierra de Campos es bosque o campos de golf.R. ¿Y por qué no puede ser un futuro de gente que le gusta vivir en Tierra de Campos, que posee buena formación profesional, que tiene unas magníficas redes de comunicación y que trabaja por ordenador para otro tipo de actividades? Ahora bien, no se pueden concebir soluciones así sin buenas carreteras, sin buenos colegios, sin buenos servicios médicos, sin buenas telecomunicaciones.

P. ¿Tiene el Gobierno un proyecto para dar esperanza al campo?

R. El porvenir del campo es importante siempre que la agricultura se enmarque dentro de sus propias posibilidades. Hoy sufre exceso de mano de obra, escasa dimensión de las explotaciones, falta de exportación, carencia de investigación y tecnología, ausencia de participación de los agricultores y ganaderos en un mayor valor añadido de sus productos. Lo que sucede es que ese campo va a ser distinto y en esas perspectivas de futuro influirá la reforma de la política comunitaria a través de mayor ayuda a las rentas.

P. El proyecto rebasa el ámbito de su ministerio.

R. El desarrollo regional no se puede hacer desde Agricultura sólo. Además de la financiación comunitaria y de los proyectos de la CC.AA para las regiones más desfavorecidas, el programa 1989-93 contempla un billón de pesetas de inversión pública en infraestructuras para zonas agrarias. Esa es ya una buena base de partida.

P. ¿El cambio de Gobierno aporta coherencia y mayor coordinación entre los ministerios económicos?

R. Este tipo de planteamientos de ordenación del territorio existían antes. Podría pensarse que con el nuevo Gobierno se le quiere dar al ministerio de Agricultura un tinte más económico introduciendo aspectos como valor añadido, política comercial, internacionalización. Creo que en el área económica hay esquema homogéneo. Tenemos una preparación parecida y hemos trabajado juntos en algún momento.

P. Digamos que no le molesta que le califiquen de solchaguista.

R. Si por esto se entiende que soy defensor de la racionalidad económica, me parece muy bien que me llamen solchaguista. Me llevo muy bien con Carlos Solchaga, pero también con otros ministros o exministros que no se pueden catalogar de solchaguistas. Ahora bien, la ortodoxia económica que yo comparto no se puede aplicar siempre al 100%.

Excepciones

P. ¿En qué excepciones está pensando?R. Para hacer nuestra agricultura más rentable hay que capitalizarla, reducir la población, abrirla a la competencia del mercado, pero siempre hay condicionantes de tipo político y social. Los trasvases no se pueden hacer de la noche a la mañana y siempre hay excepciones ¿Ejemplos? El minifundio ganadero de la comisa cantábrica o de Galicia obliga a pensar en un régimen jurídico de explotaciones más baratas y modernas. Eso está ya inventado, es la cooperativa. El que no haya funcionado en España no quiere decir que no haya que intentarlo. Para mí es una fórmula excelente, lo que hace falta es que los agricultores y ganaderos crean en ella. A lo mejor es un problema de formación y de proporcionar más beneficios potenciando el acceso directo de los productores al mercado.

P. ¿Es un inconveniente ser ministro sin carné?

R. No tengo la sensación de estar capitidisminuido en el Gobierno. A mí nadie me lo ha pedido nunca, ni me ha hecho falta tener carné para trabajar a gusto hasta el momento. Es evidente que comparto el proyecto, sino no estaría.

P. ¿El cambio de Gobierno era necesario?

R. Sí, existía una demanda por parte de la opinión pública.

P. Y, aparte de caras nuevas y cambios de sitio, ¿qué puede aportar el nuevo equipo?

R. Lo que está aportando es una visión distinta o más fresca de ciertos problemas. Los cambios han traído ilusión.

Cuotas de leche

Elecciones en el campo el año que viene

P. ¿Para cuándo el reparto de cuotas de leche? R. Está encima de la mesa. Las cuotas provisionales habrá que convertirlas en definitivas, porque el sistema actual da lugar a problemas de todo tipo con la Comisión Europea y en el propio sector. Gran parte de la conflictividad de los ganaderos con la industria láctea y la caída de precios se debe a eso. Hay una situación jurídica discutible y una di ficultad de control, porque los datos sobre Ios que fueron asignadas las cuotas no existen.

P. ¿Le preocupa la conflictividad en el campo?

R. A todo Gobierno le preo cupa, más teniendo en cuenta que el momento es difícil y que existe hipersensibilidad. Basta leer la prensa para saber que hay dificultades con las importaciones de leche en Gerona, con el vino en Castilla-La Mancha o con los cerdos en Huesca.

P. Para la pesca se anuncia un recorte del 40% y somos la primera potencia.

R. En pesca hay exceso de de manda para los recursos y un exceso de flota. El reto es la modernización del sector.

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