Carcasas que desafían al aguacero
El calendario taurino suele anticiparse a los festejos falleros, pero cada año la fiesta callejera se adelanta más y día llegará que todo el mes de marzo sean Fallas. Hay ganas de fiesta y aunque la gente trabaja estos días más o menos como cualquier día laborable del año, no lo parece.Muchas comisiones falleras plantaron ya sus fallas anteanoche, mucho antes del día oficial y tradicionalmente señalado para tal ceremonia. Porque de eso se trata la plantá, de una ceremonia que para algunos dura toda la noche, como una despedida de soltero y que el calendario fallero prevé para el día 15, a cuatro jornadas de esa cremá que desmorona todo el tinglado en un holocausto de cartón piedra.
El jolgorio arreciará con el fin de semana, pero ayer lo que arreció fue la lluvia y los funcionarios de las administraciones públicas de la ciudad, que son muchos, comenzaron mojados su horario festivo. Éste se pone en marcha cuando el reloj de fichar se conecta con el cronómetro de las mascletades que, por si alguien no lo sabe, comienzan siempre a las dos de la tarde y por eso también los bancos cierran antes sus puertas.
La mascletá imprime carácter horario y a veces hasta reta a los elementos. Ayer, las carcasas y masclets desafiaron a la lluvia y la derrotaron ante una multitud de paraguas que recordaba más bien al público del Celta de Vigo. Una imagen que, a pesar suyo, no pudo emular el respetable que tres horas después acudió a la plaza de toros.
No todo son anticipaciones. Las Fallas abren un paréntesis en la próxima batalla por la alcaldía de la ciudad, que viene de largo y algunas preguntas quedan suspendidas en un aire con olor a pólvora. Suelen presentar pocas novedades estas fiestas, sembradoras de monumentos barrocos a ambos lados de un río Turia que comienza a tener aspecto de parque longitudinal o algo así.
Mandan los ritos y la reiteración, como es de rigor y por eso el hecho de que se plante una falla experimental resulta ya motivo de expectación y todavía más que se anuncie un concurso de paellas experimentales.
En círculos falleros se ironiza sobre tal atrevimiento y si especula con sorna sobre si pondrán merengue en vez de tomate o echarán cerveza en vez de agua en estas recetas aventureras. Cualquiera sabe, pero hay quien ha probado ya la paella elaborada con cerveza, curiosidad culinaria ensayada en circunstancias inconfesables y reconoce que estaba horrible, horrible de verdad.
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