Armas inteligentes para 'disparar y olvidarse'
El concepto de armas inteligentes fue acuñado por primera vez a principios de los setenta por la fuerza aérea de Estados Unidos, para distinguir el láser inteligente y, la munición teledirigida de las bombas; convencionales. Desde entonces, el término se ha empleado en un sentido más amplio, aplicándose a casi cualquier arma que tuviera algún grado de autodirección o inteligencia. En concreto, el término inteligente -o brillante- se ha empleado para describir aquellas armas que pueden alcanzar y atacar determinados objetivos, con un mínimo de apoyo exterior. Este tipo de armas se están empleando masivamente en la Fase Uno de la Operación Tormenta del Desierto, en todas sus variantes.Una de las primeras referencias sobre armas autónomas la encontramos en una solicitud de patente, cumplimentada en 1916 en EE UU, para un torpedo aéreo. En el lenguaje moderno, esto recibiría el nombre de bomba dirigida preprogramada, y se concibió para ser arrojada desde un avión directamente sobre un barco. Su diseño contiene una serie de caracteirísticas, tales como el detector de vectores para el seguimiento del objetivo y los activadores eléctricos para los alerones, que serían reinventados muchos años después. Al igual que tantas buenas ideas, se trataba de algo demasiado avanzado para la tecnología del momento.
El paso alemán
El siguiente paso importante ha cia las armas inteligentes se tomó durante la II Guerra Mundial, especialmente el trabajo llevado a cabo en Alemania. Las armas V-1 y V-2 son bien conocidas, pero tenían un sistema de dirección magnética e inercial relativamente ineficaz y solamente resultaban apropiadas para atacar objetivos de grandes dimensiones, por ejemplo ciudades. Para atacar objetivos de menor tamaño, los alemanes desarrollaron una variedad de armas teledirigidas que se lanzaban sobre el objetivo por un operador, a través de radio o cable. Entre ellas se encontraban las SD 1400X, bombas dirigidas por radio o cable, que se utilizaron para hundir el acorazado italiano Roma en 1943, y los misiles antitanque y aire-aire de dirección por cable, los X-4 y X-7. Un tipo diferente de arma teledirigida era el Wasserfall, un cohete tierra-aire con dirección por radar. En los años de la posguerra fue perfeccionada por EE UU con el Nike-Zeus.
El principal problema de las armas teledirigidas, sobre todo ante objetivos en movimiento, es que el operador o el sistema de seguimiento automático tiene que apreciar y controlar ángulos muy pequeños en la fase final y más crítica de vuelo. Una solución es la de dotar al misil de una pequeña cámara de televisión que proporcione al operador una visión del objetivo en el último momento. Esta idea se desarrolló con éxito en el arma HS293D.
Hacia el final de la guerra, los alemanes empezaron a trabajar en mísiles aire-aire verdaderamente autónomos, mediante la utilización de un sistema de guía por infrarrojos. Desarrollaron detectores de sulfuro de plomo adecuados, y estaban experimentando con una serie de sistemas de detección y seguimiento de objetivos utilizando giroscopios cuando la investigación se detuvo por el fin de la guerra.
El diseño de un misil
En la mayoría de los casos, la detección y persecución de aviones es un problema sencillo para los dlseñadores de misiles. En la banda próxima de infrarrojos, la estela caliente que desprende el avión se distingue claramente del fondo de cielo y nubes relativamente frío y de bajo contraste. Los avances de la II Guerra mundial en sistemas de dirección IR llevaron al desarrollo de la primera generación de misiles autónomos aire-aire en los años cincuenta y sesenta, como, por ejemplo, el Sidewinder americano o el Firesreak británico.
Los navíos son objetivos importantes y de alto valor estratégico y siempre ¡la interesado el desarrollo de misiles capaces de alcanzarlos; el primero con éxito empleaba sistemas teledirigidos, pero la detección de barcos es. relativamente fácil tanto con infrarrojos como con radar, y esto propició en los años cincuenta un temprano desarrollo de armas como el Styx soviético. En la actualidad son misiles de radar como el Exocet francés, el Sea Eagle y el Harpoon estadounidenses, de mayor autonomía, los que se están empleando.
Los misiles antibuque han operado con éxito tanto desde submarinos surriergidos como desde barcos de superficie o aviones. El principal desafío técnico para las armas antibuque es el de eludir y contrarrestar las defensas del objetivo, tanto las defensas activas (antimisiles y cañones) como las contramedidas (señuelos y perturbadores). Así se llegó a los misiles de vuelo rasante, que se dirigen al objetivo por debajo del horizonte del radar, y a las armas de largo alcance, como la Sea Eagle, que permiten al navío o avión desde el que se lanza permanecer fuera del radio de acción de las defensas del objetivo. Una posibilidad del futuro es la de armas que puedan identificar barcos con un alto valor como objetivos, dentro de un convoy de distintas naves. Una forma de reducir la posibilidad de detección del proyectil es la utilización de tecnologia stealth (absorción de las señales de detección), asi como el incremento del radio de acción de las armas y que parte de la trayectoria de las mismas se efectúe a velocidad supersónica.
Objetivos terrestres
La detección y persecución de objetivos terrestres implica una tarea más dificil que la de teledirección contra aviones o barcos, debido al carácter claramente confuso del fondo. Aunque los vehículos de tierra tienen una amplia silueta de radar, se pierden en el reflejo del fondo, de forma que los infrarrojos se emplean también como buscadores de mando (cable o teledirigidos), que resultan ideales para las condiciones del desierto. Los puentes y otras estructuras fijas -respiraderos de bunkers, instalaciones de radar, etcétera- requieren una minuciosa exactitud que proporcionan los sistemas de dirección por láser o de teledirección. Se trata de un procedimiento ensayado con éxito en Vietnam, en el famoso Sendero de Ho Chi Min, con bombas Paveway 1 y Walleye. La última generación de estas bombas está en el Golfo con las Hellfire, Maverick, Skeet y las antitanque TOW. De manera que los principales avances desde Vietnam son:
1. El desárrollo de detectores infrarrojos multielemento, de alta derinición, que incluyen vectores bidimensionales para distinguir objetivos.
2. La aparición de la microelectrónica.
3. El empleo de láser y miniTV para aumentar la precisión.
Se trata de dominios de la alta tecnología en un terreno que Japón lidera. La contribución japonesa a los esfuerzos aliados en la Operación Tormenta del Desierto no debe pues subestimarse. Sin estos sistemas fire and forget (dispara y olvídate) desaparecería buena parte de la ventaja tecnológica de que disfruta la fuerza multinacional.
Andrés S. Serrano es master en Estudios sobre la Guerra por el King's College de Londres.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.