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GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

Implacables bombardeos sobre Kuwait anuncian el ataque terrestre

Juan Jesús Aznárez

Los cañones de 406 milímetros del acorazado Wisconsin se unieron ayer a los de su gemelo Missouri en un implacable bombardeo sobre las trincheras y refugios iraquíes en Kuwait, lo que parece presagiar una pronta y decisiva ofensiva por tierra. La aviación, la Ylarína y la infantería de la coalición antfiraquí preparan las armas y la munición adecuadas para el gran ataque. La mayoría de los marines agazapados en los pozos de tirador del frente, más silenciosos y reservados que nunca, aseguran estar good to go, listos para entrar en combate.El marido central de Tormenta del Desierto continúa evaluando informes, partes meteorológicos, posibles bajas y, sobre todo, el actual poderío de la Guardia Republicana iraquí. Los portavoces de las fuerzas británicas confirmaron ayer que las operaciones se encuentran en la "fase de transición" anterior al ataque terrestre. Un helicóptero norteamericano se estrelló ayer en una zona no determinada de la frontera saudí -con un piloto muerto y cuatro heridos-, mientras nuevos cazas iraquies eran abatidos, según el coronel Richard Neal, portavoz estadounidense.

Más información
Cheney y Powell preparan la gran batalla

Refuerzos hacia la frontera

La movilización en la frontera con Kuwait prosigue con la llegada de nuevos carros de combate aparcados hasta ahora en la retaguardia; los cazas más ligeros cargan misiles Maverick; los zapadores revisan los puentes que sortearán algunos campos minados, y en la principal base del Ejército norteamericano se distribuyen bombas antiminas. También se apilan explosivos que tras lanzarse sobre las tropas estallan en el aire y descargan una mortífera lluvia de combustible inflamable que adquiere la forma del hongo clásico de una bomba nuclear.

Todo está dispuesto para el momento en que el presidente George Bush dé la orden de asalto al emirato. Los marines escriben cartas a casa con más frecuencia que al comienzo de la guerra y algunos mienten a sus familias asegurando que se encuentran cómodamente instalados en regimientos de intendencia. El correo de vuelta y el fusil de asalto son sus dos preciados tesoros.

En sus declaraciones a un grupo de periodistas estadounidenses que pudo visitar las líneas más avanzadas de la frontera de Arabia Saudí con Kuwait, el sargento Kevin Barret dice acordarse de su esposa e hijo cada minuto de su guardia en el desierto y tener algo claro: "La necesidad de eliminar al loco [Sadam Husein] antes de que haga más daño".

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