Shiíes y Nabucodonosor
El lugar santo por excelencia es Kerbala, donde fueron martirizados los hijos de Alí, Husein y Abás, en la lucha que dividiría para siempre las ramas suní y shií del islam. Un acuerdo tácito evitó el bombardeo de estas ciudades durante la guerra contra Irán, entre 1980 y 1988. Ahora, Radio Bagdad acusa a la aviación aliada de haber atacado Kerbala, en las que muchos bagdadíes se refugiaron, convencidos de que no les alcanzarían los bombardeos enemigos. Algunas fuentes localizan allí una planta química. Al norte, por la ribera del Eúfrates, encontramos al oeste el triángulo que forman las ciudades de Nayef, Kufa y Kerbala, lugares santos para los shiíes y que reúnen cuatro de las más importantes mezquitas. Kufa fue la residencia de Alí, yerno de Mahorna, y capital del califato antes de Bagdad. Alí fue enterrado en Nayef, y su santuario es centro de peregrinación de los shiíes.
Babilonia
Siguiendo el río, se llega a Alejandría, una ciudad que al parecer oculta un establecimiento de armas biológicas o nucleares, y a pocos kilómetros de la cual se halla la legendaria Babilonia, la capital de Hanmurabi. Sadam Husein, se ha tomado un especial interés en la reconstrucción de las fortificaciones y el palacio de Nabucodonosor, un héroe histórico al que aspira a parecerse.
El resultado se parece más a un decorado de cartón piedra que a la verdadera ciudad imperial que debió ser Babilonia. De momento, se han dejado de lado los Jardines Colgantes, pero alguien ha tenido la ocurrente idea de grabar loas al padre de la patria en los ladrillos de la reproducción. Incluso la impresionante puerta de Ichtar, hoy en el Museo de Berlín, ha sido imitada, aunque a mitad de tamaño. Sólo el león de basalto que simboliza la ciudad es original.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.