La temible 'silla de Barany'
Una mujer y 41 hombres superan la primera fase de las pruebas médicas para ser astronautas
La terrible silla de Barany, una especie de peonza humana situada en una cápsula oscura que da vueltas a derecha e izquierda durante 10 minutos, ha sido la trampa que ha truncado los sueños espaciales de numerosos aspirantes españoles a astronautas. Las pruebas médicas, que se realizan en el Centro de Instrucción de Medicina Aeroespacial (CIMA) del hospital de Aire, apenas han comenzado y ya sólo quedan 42 de los 668 aspirantes que se presentaron.
En la primera fase de las pruebas médicas para aspirantes a astronautas de la Administración Europea del Espacio (ESA) han sido declarados aptos una mujer, médica de profesión, y 41 varones. De ellos 14 son técnicos, nueve científicos y 19 pilotos. La segunda fase de estas pruebas, que serán aún más exhaustivas y duras que las primeras, se iniciarán el 4 de febrero y durarán hasta el 22 de ese mismo mes¿ De ahí saldrán unos cinco aspirantes, que serán presentados a las pruebas definitivas que se desarrollarán a partir de mayo en las instalaciones de la ESA en París y Porz Wahn, cerda de Colonia (Alemania).El capitán médico del CIMA Carlos Velasco afirma que en la silla de Barany se comprobaba la tensión, el pulso, las arcadas, la sudoración y la palidez de los aspirantes, y sobre todo su sistema de equilibrio. Nadie sabía antes de realizar ésta y otras pruebas en qué consistían, y ninguno dio marcha atrás una vez conocidos los detalles. "La mayor parte sufrieron náuseas, mareos y vómitos, por lo que inmediatamente quedaron descalificados, pero algunos salieron tan frescos; y no fueron precisamente los pilotos quienes mejor superaron estas pruebas. Las mujeres pasaron muy bien la silla de Barany, fueron tres de cinco. Algunos pidieron que se parara la silla antes de los dos minutos".
Mareo espacial
El simulador utilizado trataba de comprobar la resistencia al mareo y la capacidad de equilibrio de los candidatos. En este aparato, los aspirantes tenían que estar dando vueltas en el sentido de las agujas del reloj o a la inversa durante 10 minutos y a oscuras. Esta prueba, denominada también test de Coriolis, trataba de poner a los aspirantes en una situación símilar a la que se vive en estado de ingravidez y que -provoca el llamado mareo espacial. No fue superada por 58 de los 137 aspirantes que habían llegado hasta esa meta.
Previamente los seleccionados soportaron unos exhaustivos controles médicos: exámenes somáticos de la columna vertebral, de capacidad pulmonar, electroencefalogramas, radiografías de tórax, estudios cardiovasculares y de audiometría, agudeza visual y presión ocular.
También fueron sometidos a análisis psiquiátricos. "Un psiquiatra hablaba con ellos sobre las situaciones que habían pasado y las que se iban a encontrar. Se trataba de obtener datos sobre su personalidad. Se descartaron los casos que presentaban síntomas fóbicos y neuróticos. Hemos intentado molestar lo menos posible a los candidatos, y se ha dado mucha importancia a la capacidad de sociabilidad de los aspirantes", comenta Velasco. Los 42 preseleccionados están efectuando ahora pruebas científico-técnicas en un lugar absolutamente secreto.
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