La biología celular y molecular y las humanidades, áreas con el mejor nivel investigador en todas las universidades
La biología celular y molecular y ciertas especialidades humanísticas (filología, filosofía y lingüística concretamente) son los campos en los que el profesorado de todas las universidades obtuvo mejores resultados en la evaluación de su actividad investigadora. Las universidades autónomas de Madrid y Barcelona alcanzaron los resultados más elevados en la mayor parte de las 10 áreas científicas contempladas, de acuerdo con los baremos de la Comisión Nacional de Evaluación. La nítida diferencia entre ambas universidades y las restantes en buen número de ámbitos de la investigación confirma la información publicada ayer por este periódico, basada en un cuadro provisional elaborado por la propia Comisión Nacional, y no por la Secretaría de Estado. Dicha comisión, que preside Roberto Fernández de Caleya, director general de Investigación, está integrada por representantes de Educación y de las comunidades autónomas.
Del cuadro de resultados de la evaluación de la actividad investigadora por áreas de conocimientos, o campos científicos, se desprende la enorme dificultad que supone realizar una clasificación, o ranking, sobre todo cuando éste pretenda referirse a las universidades concebidas globalmente. Dificultad que se deriva de la gran heterogeneidad de las muestras, tanto por el número de profesores y de los tramos (periodos de seis años), que se sometieron a evaluación en cada caso, como por la propia naturaleza de los campos científicos que entran en juego. Sólo en el de ingenierías y arquitectura, la orden ministerial que regula el sistema de evaluación contempla 32 especialidades, 27 en el de Ciencias Sociales, Políticas, del Comportamiento y de la Educación y 25 en el de Matemáticas y Física.Cada uno de los 10 campos científicos evaluados hasta ahora (el de ciencias jurídicas se encuentra aún pendiente, así como los expedientes correspondientes a bastantes profesores del área de ciencias biomédicas) han sido analizados por comités de expertos a propuesta de un panel de científicos que también establecieron los criterios de evaluación, lógicamente conocidos por todos los profesores antes de decidirse a presentarse voluntariamente a la misma. La decisión final, en todo caso, ha correspondido enteramente a la comisión nacional. Para simplificar los datos estadísticos, se ha recurrido a normalizarlos a la unidad, lo que se realizó comparando un dato concreto de una universidad con el correspondiente medio de todas las universidades. Si, por ejemplo, una universidad A ha obtenido evaluación positiva para 100 tramos de los 120 solicitados, y el conjunto de todas las universidades ha obtenido 800 de 1.500, la normalización a 1.00 de dicha universidad A será 1.56, puntuación resultante de dividir la fracción 100/ 120 por la de 800/1.500. Si una segunda universidad, B, hubiera conseguido 400 de 750 tramos solicitados en la misma área, su valor normalizado sería 1.00 (400/750), lo que significa que la universidad B estaría situada en la media y la A por encima de ella.
No obstante, la clasificación de todas las universidades, atendiendo a cada una de las diez áreas evaluadas, no puede leerse en el cuadro adjunto de forma estrictamente jerarquizada. Debe considerarse en cada caso el índice de desviación, que puede variar considerablemente la situación en la tabla. Tal índice ha sido calculado recurriendo a un procedimiento habitual en estadística consistente en extraer la raíz cuadrada del dato a medir. En las universidades A y B del ejemplo, tal índice sería 0. 16 y 0.05 respectivamente.
Si se comparan los datos completos de ambas hipotéticas universidades, la A, con 1.56 y un índice de desviación de 0. 16, significa que en esa área tiene una probabibilidad elevada de tener un valor real comprendido entre 1.40 y 1.72. La universidad B, con 1.00 de puntuación y 0.05 de desviación, está significativamente peor clasificada que la primera pues su valor real se encuentra en una banda comprendida entre 1.05 y 0,95.
Áreas sobresalientes
De acuerdo con los datos de otro cuadro estadístico, en el que la comisión nacional recoge el número de profesores que han obtenido evaluación positiva para el total de los tramos de investigación solicitados, se desprende la levada cualificación media de los docentes de todas las universidades españolas en el campo de la Biología Celular y Molecular y en el de Filología, Filosofía y Lingüística. En la primera, obtuvo evaluación positiva el 63.31 % de los profesores aspirantes (454 sobre 717) y en la segunda, el 45.55% (514 de 1.342).Fuentes de la comisión nacional han subrayado que esos resultados indican "cierto equilibrio" entre la labor investigadora de dos campos científicos muy diferentes. Por lo que respecta al de las humanidades, las mismas fuentes destacaron la escasa necesidad de infraestructura y equipamiento que caracteriza a este campo científico, "compensada con creces", dijeron, "por la innegable- maestría personal de un elevado número de investigadores".Si se tienen en cuenta los datos de dicho cuadro (no recogido en estas páginas) sólo 4.575, el 37.73% de los 12.124 profesores de todas las universidades que se presentaron, obtuvieron evaluad6n positiva para la totalidad de los tramos solicitados.
Las áreas científicas con niveles más bajos en los resultados de la evaluación son las de Ciencias de la Naturaleza, con un 27.59% (2719 sobre 1.01 l); Ingenierías y Arquitectura, con 27.91% (368 de 1.322) y Ciencias Económicas y Empresariales, con 28.91% (240 de 830).
Muchos profesores han renunciado a presentar sus expedientes de actividad investigadora a esta primera evaluación, pese a reunir teóricamente las condiciones para ello. Otros, en ese mismo supuesto, no pudieron presentarlos porque no cumplían con el requisito de contar con dos años de antigüedad como mínimo en la condición de numerarios, es decir desde que accedieron a una plaza de su actual cuerpo docente.
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