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Genscher propone una conferencia entre árabes ricos y pobres

El ministro de Exteriores de Ale m ania, Hans-Dietrich Genscher, poco antes de salir hacia Ginebra para entrevistarse con el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, lanzó ayer en Bonn la idea de celebrar una conferencia de paz en Oriente Próximo basada en la cooperación económica entre los países árabes ricos y pobres de la región."Estamos convencidos de que es necesaria una conferencia internacional sobre Oriente Próximo", dijo ayer Genscher. "En esta región existen grandes problemas sociales que deben ser resueltos y las posibilidades Financieras de los distintos países árabes son muy diferentes".

Según el ministro alemán, los Estados del Golfo tienen una riqueza natural en el petróleo, mientras que otras naciones, como Jordama, Siria y Egipto, no disponen de ella. "Los Estados del Golfo deben mostrar mayor solidaridad con sus hermanos árabes, especialmente ayudándoles a resolver sus problemas sociales", sentenció Genscher.

Genscher se hacía así portavoz de una postura que, según fuentes diplomáticas, sostienen en estos momentos países como Francia, España y Argelia, y que podría definirse con la frase repetida en múltiples ocasiones por el jefe de la diplomacia de Bonn cuando ha explicado su apoyo a la resolución de la ONU sobre la invasión iraquí de Kuwait y la exigencia de que Bagdad se retire sin condiciones del territorio ocupado: "No pedimos menos, pero tampoco pedimos más".Arreglo global

Esta conferencia, en la que no se incluiría explícitamente el tema palestino, abriría de todos modos las puertas para que se pudiera concretar la petición iraquí de llegar a un arreglo global de la región, en cuyo contexto se impondría la cuestión palestina. La opinión generalizada en Bonn -y en muchas otras capitales europeas- es que Washington se excede al no dejar ninguna puerta abierta que permita salvar la cara a Sadam.

La propuesta de Genscher tiene la doble ventaja de saltarse formalmente el obstáculo de la conferencia internacional sobre el problema palestino, a la que se opone EE UU, y cuya inclusión en la dinámica del Golfo significaría aceptar la tesis del dictador iraquí de que ambos conflictos están relacionados, pero de admitir que la retirada iraquí de Bagdad "abre perspectivas" de cara al futuro arreglo global que permita una estabilidad en la zona.

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