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"Creo que es hora de derrumbar prejuicios"

Andrés Fernández Rubio

Josefina Molina se ha dejado deslumbrar por sus protagonistas, pero sin ceder en sus propósitos creativos. Incluso en lo que podría considerarse como una concesión, los desnudos de ambos, la cineasta es tajante cuando afirma: "Están hechos sin la menor intención de subrayarlos". No es la primera vez que Miguel Bosé trabaja con Josefina Molina, ya que cuando tenía 16 años, el cantante y actor actuó junto a su hermana Lucía en el primer largometraje de la directora, Vera, un cuento cruel (1973). " El personaje estaba pensado para él. Es un hombre inteligente y riguroso. La verdad es que he trabajado muy a gusto con los dos. Tanto Charo López como él son un espectáculo; hay algo muy fascinante en ellos".

Pertenecen, según Josefina Molina, a la clase de personas que entran en un lugar y su presencia se nota, "lo que es muy importante para un actor, por que es una forma de traspasar". Esto, unido al hecho de que ambos pertenezcan a la clase de personas fisicamente hermosas, ha impuesto un equilibrio, según Molina.

Ese balance deshace el prejuicio según el cual la fuerza de Charo López eclipsaría a su oponente. La directora insiste en que el equilibrio de fuerzas se extiende al resto del reparto: Patrick Bauchau, Viviane Vives, Ayanta Barili (hija del escritor Fernando Sánchez Dragó) y Rosa Novell. En su opinión, que los segundos actores sean buenos no sólo eleva considerablemente el nivel de una película, sino que sirve además para que los principales se sientan arropados y más seguros.

Desnudos

Charo López aparece sin ropa en una escena de ruptura matrimonial, y Miguel Bosé en otra de ofrecimiento en matrimonio. "Momentos cruciales que te cogen en pelotas", dice Josefina Molina. "Intenté convencerles de que las escenas que iban a hacer en ese momento tenían que ser así y tenían un sentido en ese momento. Lo único que he pretendido es que desnudos estuvieran como si estuvieran vestidos", añade la directora.La película, aunque marcada por la relación de los personajes de Bosé y López, una mujer madura que lleva 12 años a su amante, es coral. Basada en un guión de Joaquín Oristrell, el argumento mezcla a los hijos de la mujer, y a su ex marido (que inicia un romance con una joven), sobre un fondo de reivindicación en la defensa de la naturaleza.

"Estoy harta de que los hombres mayores se puedan casar con chicas jóvenes y que si son las mujeres las que se casan con chicos jóvenes parezca un problema", dice Josefina Molina. "Desde luego a mí no me lo parece. Creo que es hora de ir derrumbando tanto prejuicio. La historia de los dos personajes principales la veo muy creíble, como algo que se presenta en la vida y que hay que aprovecharlo".

La directora de Esquilache y de Teresa de Jesús afirma que después de realizar películas y series que hablaban de siglos pasados le apetecía hablar de la gente de hoy. Y cree que su visión es optimista, "porque confío mucho en el ser humano, que da palos de ciego, sumergido en un misterio; el sentimiento de solidaridad, que creo que también está en la película".

Josefina Molina quería reflejar a seres humanos buscando salidas imaginativas a sus problemas. "Estoy harta de películas pesimistas, porque la vida tampoco es así, la vida tiene mucha fuerza y la gente tira para adelante. Pretendíamos hablar de gente en principio buena, lo que parece terrible, porque los buenos están como desacreditados; pero queríamos que todos los personajes tuvieran algo de positivo".

El enredo en ocasiones recuerda a Eric Rohmer -Patrick Bauchau ha trabajado con el director francés-, pero Molina, de buscar influencias, prefiere encontrarlas en Renoir. "A mí me gusta mucho el cine de Renoir, que es una meta a la que siempre quiero acercarme, sin conseguirlo nunca. Me gusta de Renoir, su contemplación de la vida. Y es lo que trata de ser esta película: sentarse a ver la vida y contarla. Todo lo que he hecho es siempre desde este punto de vista". Y lo más comprometido era el tono, añade. "La intención era de comedia, pero la idea que tenemos de este género es que tiene que ser desenfrenado, para hacer reír. Yo quería profundizar con el máximo rigor en cada momento de la historia, y el problema era encontrar la línea del rigor, el filo de la navaja entre lo cómico y lo dramático".

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