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La OCDE pronostica una ligera recesión y llama a la lucha contra la inflación

Incluso en la hipótesis más optimista sobre la evolución del conflicto del Golfo -un barril de petróleo a 27 dólares, una política gubernamental firme frente a las alzas de precios y el mantenimiento de la confianza del sector privado-, los expertos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) creen que 1991 representará un cierto regreso a un periodo de vacas flacas en el conjunto de los 24 países industrializados que integran la organización. El crecimiento disminuirá, las presiones inflacionistas serán fuertes y el desempleo crecerá. Tal es el análisis contenido en el documento sobre las perspectivas económicas para 1991 difundido ayer en París. La recomendación más fuerte de la OCDE es que se evite una espiral inflacionista.

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En ese documento, la OCDE recomienda a los gobiernos de los países miembros no alterar fundamentalmente las orientaciones de política económica de los últimos tiempos. Hay que seguir basando la política monetaria en la lucha contra la inflación; continuar el esfuerzo para reducir los déficits presupuestarios, y acelerar el ritmode la reforma estructural, especialmente con el progreso en la liberalización de los intercambios comerciales en el contexto de las negociaciones de la Ronda Uruguay.La OCDE constata sin lugar a dudas que a partir del segundo semestre de 1990 ha habido un cambio negativo en la tendencia favorable de la economía occidental de los, últimos años. Pese a que la unificación alemana haya estimulado la actividad económica, el crecimiento ha disminuido de ritmo en los últimos meses en el conjunto de la zona de la OCDE. La subida de los precios de petróleo, constatan los expertos de la organización, ha ensombrecido las perspectivas a corto plazo en los frentes de la lucha contra, la inflación y el estímulo al crecimiento. Pero esos expertos subrayan que ese factor no explica por sí solo el fenómeno del cambio de tendencia.

Mercados financieros

En particular, la crisis del Golfo, no es razón suficiente para explicar lo que la OCDE denomina llevoluciones preocupantes en los mercados financieros" la caída de las, cotizaciones de las acciones y la subida de las tasas de interés en muchos países.

Otro factor de inquietud es el contraste entre el dinamismo de países como Japón y Alemania y la atonía de otros como Estados Unidos. La debilidad del dólar, dice la OCDE, contribuye a mantener la presión inflacionista en Estados Unidos, pero también debería favorecer las exportaciones y en consecuencia facilitar el ajuste exterior. Y esto último no parece estar ocurriendo.

Esos hechos, añadidos a los efectos de las imprevisibles evoluciones el año próximo de los precios del petróleo, presentan sobre la evolución económica a corto término de los países de la OCDE una perspectiva menos favorable que antes del pasado verano. En cualquier caso, la inflación en 1991 será más fuerte y la producción más débil.

Las previsiones de la OCDE para 1991 se basan en un precio de 27 dólares para el barnil de petróleo y dos premisas optimistas: las políticas económicas de los distintos gobiernos reaccionarán con firmeza a las alzas de los precios de petróleo a fin de contener la inflación, y, el sector pnivado mantendrá la confianza en la buena marcha de la economía pese a la "evolución desagradable" de los mercados petroleros y financieros.

La OCDE cree que las dificultades provocadas por la subida de los precios de petróleo serán unicamente temporales. En tal caso, la actividad en el conjunto de la zona de la OCDE progresará en 1991 un 2% frente al 2,8% de 1990. El paro se situará en el 6,7% de la población activa frente al actual 6,2%. La inflación también progresará: el 4,9% frente al 4,3% de este año.

La situación será peor para los países que no son miembros de la OCDE. Verán agravarse su factura petrolera; serán afectados por el aumento de los tipos de interés y la disminución del crecimiento en los países de la OCDE, y algunos no se beneficiarán de los envíos de fondos de sus trabajadores en Irak y Kuwait. En Europa central y oriental los problemas energéticos ensombrecerán aún más las perspectivas de los países que intentan transformar sus economías.

Esos datos anuncian lo que la OCDE denomina una "tendencia depresiva". Entre los grandes países, la OCDE considera que Japón, Alemania y Francia son los mejores situados para resistir a un clima económica menos clemente. En Estados Unidos el déficit presupuestario sigue siendo preocupante y la debilidad del dólar no contribuye a la lucha contra la inflación.

La recomendación más firme que la OCDE envía a los gobiernos como regalo de fin de año es que intenten evitar una espiral inflacionista basada en una dinámica de subida de precios seguida de subidas de salarios y así sucesivamente. La OCDE llama también la aención sobre el hecho de que el índice de paro está volviendo a subir tras haber disminuido seis años consecutivos.

Las posibilidades de reducir el desmpleo por una expansión de la demanda son, cree la OCDE, muu limitadas, por lo que la organización recomienda las reformas estructurales, en especial las llamadas "medidas activas", que ayudan a los trabajadores a encontrar empleo. La OCDE pone el acento sobre sistemas de enseñanza y formación que aseguren un bagaje sólido a los jóvenes que se incorporan al mundo del trabajo y favorezcan una adaptación rápida al cambio estructural de la mano de obra existente.

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