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Aznar denuncia en el Pleno del Congreso la "parálisis" del Gobierno socialista

El presidente Felipe González se esforzó ayer por demostrar que España no está tan mal colocada para afrontar el reto europeo de 1993 como proclamaron algunos de los líderes de la oposición, empezando por el popular, José María Aznar, que denunció en términos muy duros la "parálisis" del Ejecutivo, que "ha perdido su iniciativa política, y la capacidad de respuesta a los desafíos europeos de los años noventa".

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Tal y como hizo en anteriores ocasiones, González acudió ante el pleno del Congreso de los Diputados para dar cuenta, omitiendo hacer valoraciones, de los resultados alcanzados por la reciente cumbre de los jefes de Gobierno europeos en Roma, que dio el impulso político a las conferencias intergubernamentales sobre la unión monetaria y la política de los Doce inauguradas el sábado.González, que habló durante más de 50 minutos, se refirió en su intervención inicial al "esfuerzo considerable de adaptación" a la CE realizado por España desde su integración si se compara con otros países de tradición comunitaria. González definió el proceso de unidad europea como "irreversible, pero, gradual" y consideró que sigue existiendo "ciertos desequilibrios" entre los avances de la unión política y la económica y monetaria. La mayoría de los oradores centraron sus intervenciones en aspectos colaterales que abarcan desde la crisis del golfo Pérsico hasta la política económica del Gobierno, pasando por la renegociación del tratado de adhesión. Aunque en un primer momento de su respuesta González afirmó que no hablaría de estos asuntos, que han sido planteados "poco a propósito y de forma poco pertinente", acabó hablando de todos ellos, excepto de uno: la división del Ejecutivo, a la que aludió Aznar. Aseguró, no obstante, que le gustaría hacerlo en otra ocasión.

"España no ha avanzado casi nada en la aproximación real (...) a lo que dentro de 24 meses será una realidad", el mercado único y el final del proceso de ratificación de los tratados de unión política y monetaria", afirmó Aznar. Para intentar demostrarlo recordó que la inflación, el paro o el déficit público duplican en España la media de la Comunidad Europea.

Pacto de competitividad

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"La verdad es que en Roma usted va en una dirección mientras que aquí su Gobierno va hacia ninguna parte", prosiguió el líder del Partido Popular antes de terminar resaltando: "La conclusión final es la imagen de un Gobierno que yo ignoro si está o no dividido, pero (...) ofrece todos los síntomas de una gran. parálisis". A pesar de ello, Aznar le recordó su disposición para alcanzar con el Gobierno un pacto de competitividad.

Con menos contundencia que Aznar, el portavoz de Convergéncia i Unió, Miquel Roca, reiteró también que España tiene "grandes desafíos que superar" y le pidió que defendiese la creación de una institución europea en la que estén representados los pueblos sin Estado.

"La convergencia de la economía española con el grueso de la CE", le contestó González a Aznar, "es no sólo superior a la de otros Estados miembros, como Portugal o Grecia, sino también a la del Reino Unido y a la de otros" que no cité, para "no hacer una enumeración". Prueba de ello es que desde el ingreso en la Comunidad, en 1986, hasta ahora, la media del crecimiento económico español es muy superior a la comunitaria. Aún así y todo, reconoció la necesidad "de empezar a tomar acuerdos tendentes" a potenciar la competitividad.

El debate subió de torio cuando, después de Aznar y de Roca, que se solidarizaron con la actuación del Gobierno en el conflicto del golfo Pérsico, le tocó el turno al líder de Izquierda Unida, Julio Anguita, que reiteró su petición de retirada de los tres buques de guerra españoles en caso de estallido del conflicto. Tachó además de "irresponsable" su negativa a acudir hoy ante el pleno para dar explicaciones sobre una situación, que ha cambiado radicalmente desde que la ONU autorizó a EE UU a usar la fuerza para liberar Kuwait a partir del 15 de enero.

"No sólo la situación no ha cambiado", resaltó Gonzálei sino que "mi impresión es que se está más cerca de buscar una salida negociada y pacífica que anteriormente". "El grado de compromiso" del Gobierno con la coalición de fuerzas antiiraquíes "no ha cambiado ni preveo que vaya a cambiar". Endureciendo el tono, el presidente prosiguió: "No eludo la comparecencia; cumplo el reglamento porque soy demócrata (...) y, por consiguiente, reclamo no ser insultado por incumplirlo".

El viaje a Rabat

Anguita solicitó también a González que suspenda su viaje del jueves a Rabat porque la represión de la huelga general del pasado viernes provocó un baño de sangre. En su respuesta, el presidente evocó la revuelta de Argel de hace dos anos, que incitó a su Gobierno a abrir una línea de crédito "no por generosidad (...), sino porque es nuestro interés que se desarrolle pacíficamente y sin sobresaltos". Lo mismo vale para Marruecos, con mayor razón, dijo, porque la visita se sitúa "dentro del marco de unas relaciones institucionales" que prevé la celebración de una cumbre anual.

González alzó de nuevo el tono y rayó el insulto en su contestación a Alejandro Rojas Marcos, líder del Partido Andalucista, que pidió una vez más la renegociación del tratado de adhesión de España a la Comunidad Europea porque, por ejemplo, 17 millones de ciudadanos de la antigua República Democrática Alemana son miembros de pleno derecho de la Comunidad, para lo que los españoles, en periodo transitorio, deberán esperar hasta 1996. "Se hacen revisiones sobre la marcha", explicó el jefe del Gobierno antes de subrayar que "no se puede responder a la ignorancia [del dirigente andalucista] porque no puedo creer que sus palabras se fundamenten en la mala fe".

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