Desierto de amor
El cielo protege de la nada que hay detrás, viene a decir Bowles. El cielo, entonces, se convierte en algo así como la sábana que cubre el desierto de la vida y, ya más en concreto, el del Sáhara, en que está ambientada esta película tan existencialista como la novela en que se basa.El desierto es el auténtico protagonista de El cielo protector, es el lugar donde Port y Kit -tal y como acabaron haciendio los propios Paul y Jane Bowles en la realidad- intentan reconstruir su historia de amor y terminan creando, por impotencia, porque es muy difícil, porque él seguramente se pasa y ella no llega, un desamor más.
Pero el desierto que refleja Bernardo Bertolucci en su película, dunas, tuaregs y cientos de camellos al margen, es también un íntimo desierto de amor, ya que es lo que busca desaforada y apasionadamente la pareja, sin poder comunicárselo ni, para nada, ser felices.
Además del desierto, para el director de fotografía de la película, Vittorio Storaro, en total complicidad con Bertolucci, "el sol y la luna también tienen una significación especial en el fondo y la forma de la película", declaraba a este periodista durante el rodaje, en pleno Sáhara, el pasado diciembre.
Sol y luna
"El cielo protector tiene un gran protagonista masculino -interpretado por John Malkovich- en la primera parte y femenino -Debra Winger- en la segunda", continúa Storaro.
"Mi idea ha sido crear una metáfora con la historia de esta pareja, con dos símbolos que representan al hombre y a la mujer: el sol y la luna. La película comienza con los ojos de él, que recuerda. La aurora se asocia con el sueño y luego vamos recordando las fases del sol. Después, ella, la mujer, es la luna, y su personaje va asociado con las diferentes fases de la luna".
Kit acabará descubriendo en su travesía por el desierto la enloquecedora influencia de los astros.
Babelia
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