Hombres y arena
El cielo protector empieza siendo una película de trío de guiris que se bajan al moro, prosigue como laberinto de deseos y rechazos a tres bandas entre dos hombres y una mujer, se centra después con desasosiego en la herida abierta de la relación de la pareja y finaliza precipitándose al abismo de una mujer blanca y zurrada que se zambulle en lo más hondo, oscuro, insondable del sur: los hombres del sur.Kit y Port se quieren; no está claro que se deseen. Han nacido el uno para el otro. Tunner, tercero en discordia, desea a Kit; quizá se desea a sí mismo. Cuando se adentran Sáhara adelante, todos y cada uno saben que no obtendrán perdón.
El cielo protector cuenta una historia de soledad, desarraigo, carne y peligro. Sin moraleja. Como toda odisea, el viaje de Kit es una iniciación, una temporada en el infierno que no desemboca en otro sitio que en el infierno. Kit no queda incólume. No es en absoluto la misma cuando llega que cuando regresa a Tánger.
Como en la épica clásica, como en los relatos bizantinos, las peripecias son en sí mismas el sentido. Una vez más, Ítaca no es una meta, sino el nombre del camino.
Babelia
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