El secreto de Stan
Stan. Así lo llaman los amigos y muchos de sus electores. Suena a las Américas y al éxito que asegura haber obtenido en Canadá y en Perú Stanislaw Tyminski, un polaco que emigró en 1969 a Suecia para desplazarse luego a Canadá y al continente latinoarnericano. Tiene 42 años, cuatro hijos, tres de ellos con la peruana Graciela Pérez. En 1974 fundó en Canadá una empresa, la Transduction Ltd., especializada en la automática industrial e informática, cuya facturación, sostiene Tyminksi, es de cinco rrallones de dólares al año.
El nimbo de polaco con éxito en Occidente, un millonario hecho a sí mismo, fue indudablemente uno de los principales atractivos para los casi cuatro millones de polacos que le votaron el domingo. No obstante, el factor decisivo fue su independencia. Desde el comienw mismo de la campaña electoral, el Fujimori polaco se presentó como candidato que nada tenía que ver con las mañas políticas polacas. Para la sociedad, machacada por el plan de ajuste económico, y perpleja ante la lucha fratricida entre Walesa y Mazowiecki, cuyos motivos no acababa de comprender, la oferta de Tymlnski era una posibilidad de evasión hacia el paraíso del bienestar occidental.
Votando a Tyminski, se evitaba la difícil elección entre el padre Walesa y la madre Mazowiecki. Los huérfanos de Solidaridad, gente que había perdido la confianza en ese inovirniento al ver que sólo servía de trampolín para políticos ansiosos de poder, optaron por un desconocido, pero independiente y con un pasado de éxito.
Tyminski tampoco se olvidó de los obreros, a quienes prometió liberalizar los impuestos, que ahora mantienen prácticamente congelados los salarios, ni de los nacionalistas, para quienes utilizó una retórica antioccidental ("venderemos la patria a los capitalistas") y antisoviética (al calificar el sistema económico de Polonia de "colonial").
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