Kohl advierte contra los "nacionalismos retrógrados"
El canciller alemán, Helmut Kohl, contribuyó ayer también a chafar un poco la fiesta parisiense del fin de la guerra fría y advirtió sobre los peligros que acechan a la nueva Europa, y que son "los nacionalismos retrógrados" y la "emergencia de disputas entre vecinos o nacionalidades". Hoy, los 34 jefes de Estado o de Gobierno que asisten a la cumbre de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa ( CSCE ) firmarán la Carta de París para una Nueva Europa , especie de Constitución y código de conducta y adoptarán además unas medidas militares de confianza.
El líder de la que acaba de convertirse en la más poderosa potencia europea aprovechó primero la cumbre parisiense para "dar las gracias a todos nuestros socios proporcionándoles [cinco] garantías solemnes: que la Alemania unificada será una piedra angular del orden pacífico europeo; la confirmación del carácter definitivo de sus fronteras; su disposición a transferir soberanía a la Comunidad Europea (CE); su renuncia a poseer armas nucleares, biológicas o químicas, junto con su aceptación de limitar sus fuerzas armadas a 370.000 hombres, y, por último, su apego a la CSCE.Dicho ésto, Kohl se hizo eco de las preocupaciones expresadas la víspera por el presidente Mijaíl Gorbachov, que puso en guardia contra el auge del chovinismo, que puede desembocar en la balcanización de gran parte del Viejo Continente, y advirtió que el enfrentamiento Este-Oeste no debía ser sustituido por "nacionalismos retrógrados" ni por "la emergencia de disputas entre vecinos o nacionalidades".
Kohl se desmarcó así de unos países escandinavos y de Polonia, que respaldaron las pretensiones de las repúblicas bálticas aunque en su delegación se indicaba que su mención crítica hacia los nacionalismos estaba ante todo dirigida hacia el sureste de Europa, Yugoslavia y los demás países balcánicos.
El canciller también hizo suyo otro de los temores expresados por los dirigentes del Este, empezando por el propio Gorbachov y, ayer mismo, por el primer ministro polaco, Tadeusz Mazowiecki. "La apertura de las fronteras nacionales", declaró, "no debe dar lugar a la consolidación de otras fronteras, las de la prosperidad; nuevas disparidades sociales no deben sustituir a los antiguos antagonismos ideológicos',.
Para sortear este riesgo, Kohl no hizo ayer ninguna propuesta concreta, limitándose a recalcar que la CE debe desempeñar un papel de "motor del espacio económico paneuropeo".
El presidente de la Comisión Europea, el francés Jacques Delors, fue algo más allá recordando primero la nueva generación de acuerdos europeos que Bruselas se dispone a concluir con los ex países socialistas con vocación de integrarse algún día, aún lejano, en la Comunidad y el de cooperación asistencia que propondrá a la Unión Soviética.
Recursos energéticos
Pero en los minutos de intervención que le cedieron los demás oradores de la CE para que pudiese también tomar la palabra, Delors se esforzó por rescatar la idea del primer ministro holandés, Ruud Lübbers, de elaborar entre todos una "carta europea de la energía, que podría crear un clima de confianza propicio para una óptima utilización de los recursos energéticos y su distribución hasta los lugares de consumo".
En la práctica se trata de aprovechar la tecnología occidental para explotar el petróleo de la URSS, el mayor productor del mundo de oro negro, pero cuya extracción está en declive a causa del carácter obsoleto de sus instalaciones. El proyecto reduciría a largo plazo la dependencia energética de la CE del conflictivo Oriente Próximo, mientras Europa oriental obtendría una garantía de abastecimiento.
La crisis del golfo Pérsico y la reducción del suministro de la Unión Soviética a sus cinco ex satélites coloca a estos países en una situación delicada, que les obligará a gastarse este año cerca de 700.000 millones de pesetas suplementarios más para adquirir crudos, a pesar de las medidas de ahorro que han introducido.
La atracción que ejerce la CE sobre los países recién salidos de la órbita soviética quedó patente en el discurso de Mazowiecki. El primer ministro polaco resaltó que, "para Polonia, el acercamiento a la Comunidad es un objetivo importante".
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