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El cardenal Suquía critica al Gobierno por impulsar el "laicismo militante" desde el poder

Francesc Valls

El presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ángel Suquía, lanzó ayer ante la asamblea plenaria de obispos una dura crítica al PSOE por "abuso de poder para "imponer una cultura laicista" carente de valores. Suquía no citó a fuerza política alguna, aunque fue explícito al mencionar ejemplos de extensión de esa cultura, como la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE) y el proyecto para ampliar la despenalización del aborto. Este es discurso más duro del cardenal desde que está al frente del episcopado.

Suquía nunca se había prodigado tanto en críticas a ese laicismo, que buena parte de la jerarquía eclesiástica considera que cuenta con el aval e incentivo del poder político. Las manifestaciones de ese laicismo son muchas y su último capítulo es la campaña gubernamental en favor del uso del condón.Todos estos elementos hacen pensar al presidente del episcopado que la persona es la gran víctima de esa cultura, porque "el hombre auténticamente religioso es el único que ofrece resistencia ( ... ) al dominio omnímodo del poder sobre la persona", dijo ayer Suquía.

"El laicismo no puede resistir una confrontación con la totalidad de lo real y tiene que recurrir a la censura y al uso y abuso del poder", según el presidente del episcopado, para quien esa cultura tiene que "ridiculizar constantemente lo moral y lo religioso", expresión que fue utilizada por Suquía en su discurso ante la plenaria del episcopado el 16 de noviembre de 1987.

El diagnóstico de la sociedad hecho ayer por el cardenal es el mismo que el esbozado en anteriores ocasiones por él, aunque nunca se había extendido tanto al respecto y en términos tan duros. "La cultura laicista", dijo el presidente del episcopado en su discurso de ayer, "necesita del poder y teme la libertad", pero además reduce "los espacios de libertad". "Ésta es la razón de fondo de las reservas que la Iglesia ha tenido y sigue teniendo ante una ley de educación como la LOGSE", agregó.

La alternativa

En su crítica esa permisividad que propone la ampliación de la despenalización del aborto y que pretende "distraer al hombre de su búsqueda de la verdad", el presidente del episcopado llegó a considerar que el llamado materalismo práctico que impone el laicismo, "incluso con vestidos liberales o democráticos, no es menos destructivo para el hombre que el materialismo histórico y dialéctico". Las estrategias políticas no son mejores por sacarse de encima "las adherencias marxistas" si persiste esa actitud de laicismo militante. Tras esta referencia implícita al PSOE, el cardenal propuso su alternativa no sólo social y cultural, sino también política. Se trata de una opción, sin siglas, "que respete y estimule la libertad verdadera y no sólo las apariencias de libertad", según Suquía. Tampoco tiene que ser intervencionista desde el poder, porque debe dejar a la sociedad vertebrarse libremente y debe fomentar la educación moral y religiosa. Ese recambio alternativo al actual laicismo es "la autoridad que un pueblo necesita para poder construir su futuro a la medida del hombre".

Al concluir su intervención, el cardenal reconoció que el discurso había sido duro porque "también la realidad social es dura". La cúpula de la Iglesia española piensa que el Ejecutivo socialista, una vez liberado del marxismo, debería ahora abandonar ese laicismo militante, según reconoció un obispo a este diario.

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