James Baker asegura que la intervención armada todavía no está decidida
El uso de la fuerza contra Irak es una opción a no excluir y hay que establecer los cimientos políticos y militares para hacerla creíble", declaró ayer en Bruselas el secretario de Estado norteamericano, James Baker. "EE UU", añadió, "aún no está intentando ir hasta las últimas consecuencias". La gira de George Bush a Europa, explicó, se enmarca en el proceso de consultas para determinar si la intervención "es algo que hay que decidir".
El secretario de Estado norteamericano insistió en que, después de 13 horas de discusiones con Mijaíl Gorbachov y Edvard Shevernadze, Moscú "tiene una postura común con EE UU". Las consultas con los líderes soviéticos proseguirán el próximo domingo en París.
Baker, acompañado de los secretarios de Agricultura y Comercio, mantuvo ayer una reunión de trabajo con el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, y con varios comisarios, dentro de los contactos semestrales acordados para analizar las relaciones entre Estados Unidos y los Doce.
Los debates se centraron en las negociaciones del GATT y en la crisis del Golfo. En cuanto a las perspectivas para una solución negociada, Baker declaró que "en opinión de Estados Unidos, al menos, la mejor posibilidad sería que Sadam Husein comprendiera que el uso de la fuerza es probable. Mientras no le llegue ese mensaje, seguiremos siendo pesimistas sobre una salida no militar".
En su opinión, la solidaridad internacional se mantiene sobre las condiciones para un acuerdo, basadas en el cumplimiento pleno de las resoluciones de Naciones Unidas. "No habrá solución parcial y la crisis del Golfo no se puede vincular con otros temas", afirmó.
Baker criticó las delegaciones enviadas a Irak. "Hemos desalentado esas misiones", dijo, "aunque apreciamos las razones humanitarias que las motivan, pero las autoridades de esos países deben comprender que debilitan la unidad creada, y estas personalidades no deberían permitir que Sadam Husein les utilizase para dar al mundo un mensaje confuso y que mueve a engaño".
Los representantes de la CE limitaron sus respuestas a la ayuda financiera a los países más afectados por la crisis. El mayor problema lo representa Jordania, país al que Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos se niegan a prestar ayuda, lo cual hace insuficiente el esfuerzo de la Comunidad.
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