Plan para evacuar El Cairo ante una eventual voladura de la presa de Asuán
El plan le puso los pelos de punta. C., una residente en El Cairo, de 35 años y con dos hijas, nunca imaginó que la crisis del Golfo pudiera acabar con ella y su familia subidas al Mokatan, un monte situado al sureste de la capital egipcia. Tal es la posibilidad que se ofrece a los cairotas en caso de que un misil o un atentado terrorista vuele la presa de Asuán. La gigantesca ola que provocaría tardaría seis horas en llegar a El Cairo y un par de días en desaparecer, según un informe que se comenta en todas las reuniones sociales de la ciudad.
Las recientes declaraciones del ministro egipcio de Asuntos Exteriores, Esmat Abdelmeguid, sobre el apoyo de su país a una solución "que evite una guerra devastadora en la región" no parecen tranquilizar a los egipcios. A pesar de todos los esfuerzos diplomáticos anunciados o por anunciar, los tambores de guerra suenan demasiado fuerte desde los editoriales de la prensa local. La última alarma, y también la más directa, ha venido de la mano de Makram Mohamed Ahmed, redactor jefe de la revista Al Musauar y al que se considera cercano al presidente Mubarak. Ahmed asegura que el conflicto bélico es ya inevitable y que ha empezado la cuenta atrás.Esperando la guerra
El tono del editorialista de Al Musauar no difiere en sustancia del empleado por otros columnistas, convencidos incluso muchos de ellos de la necesidad de la operación militar. Las propias declaraciones de Mubarak ratifican esa impresión. Para el rais, una solución pacífica de la crisis depende de la reevaluación de su postura por parte del presidente iraquí, Sadam Husein". Y sobre las posibilidades de que esto suceda, los egipcios son francamente pesimistas. "Es un beduino cabezota y testarudo que nunca da marcha atrás", asegura Ychia, un profesor que vivió en Irak.
La misma opinion parecen compartir los expertos del Ministerio de Defensa, que según un militar occidental destinado en Egipto "están convencidos de que va a haber guerra".
En este ambiente, la industria del turismo está al borde del colapso. Ninguna campaña ha logrado revertir la tendencia a la baja que provocó la invasión iraquí de Kuwalt el pasado 2 de agosto. Tres meses han sido suficientes para arruinar una temporada en la que se esperaban alcanzar 2,8 millones de visitantes. Según el ministro de Turismo, Fuad Sultán, al ritmo actual, para cuando acabe el año se habrá producido un descenso del 100%, de los turistas norteamericanos, el 50% de los árabes y el 25%, de los europeos.
"Egipto está bastante lejos del frente previsible del conflicto", asegura un diplomático europeo, que terne, sin embargo, las consecuencias internas tanto o más que los posibles atentados. "El canal de Suez, una vía de comunicación estratégica, está a 70 kilómetros de El Cairo en línea recta", recuerda.
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