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Tribuna
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En busca de las raíces

La cuestión de la copla es que es una forma de expresión producída por el idioma castellano, y sus moldes musicales se adaptan a él. La poesía de la copia, aparte de la popular, se nos había ido haciendo culta, dentro de su raíz, con los poetas que se habían aproximado a ella: Rafael de León, Ochaíta, Xandro Valerio o Duyos son algunos de los nombres de la generación grande, la que estaba trabajando cuando se producía lo que hemos llamado el otro siglo de oro. También hay que decir que algunos de sus ¡mitadores, de los productores de coplas en cant*dades mayores, arrojaron parte de ésta a terrenos de cursilería, que es por donde pueden ser hoy mas vulnerables, y que hubo una época de oro -en las taquillas- después de la guerra en que el género se difundió demasiado y perdió intensidad. De ahí pueden venir algunos de sus problemas actuales.Pero la cuestión se está planteando en parte de las nuevas generaclones como uno de esos desesperantes dilemas españoles, en los que hay que elegir entre dos factores válidos, y uno siempre queda desdeñado. Como una guerra civil. Puede que la copla se haya ido quedando atrás, pero puede también que la canción pop esté cantando cosas que no existen, o las está cantando en prosodias imperceptibles. A veces surgen letras extraordinarias, sobre todo en los grupos urbanos, castizas -en el sentido de casta- y modernas y no se valoran tanto como debieran.

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Noche de coplas

Es posible que se haya producido últimamente una resurrección de las copias: la televisión ha escarbado en ese terreno y ha demostrado que no todo es arqueología, sino que hay una vida nueva que querría salir adelante. La renovación cabe en la copia, como cupo también en la época de los poetas antes citados y su pléyade, que supieron introducir hasta la metáfora surrealista, y como la hay en el flamenco, que en las grandes ciudades está gozando ahora de un auge casi clandestino: el de los discos, que se venden con mucha facilidad.

No parece, en este caso, que se trate de nacionalismos ni de actitudes regresivas, sino de que, cuando la copia comparece en escena o en televisión y en disco, encuentra su adecuación al momento actual: y si no lo encuentra, que se reforme.

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