El Gobierno belga admite que la red Gladio actúa en varios países europeos
La red Gladio, una organización secreta en el seno de los servicios de información militar, actúa coordinadamente en diversos países de Europa, según afirmó ayer el ministro de Defensa belga, Guy Coeme. Bélgica preside actualmente el comité coordinador de Gladio, y la última reunión tuvo lugar en Bruselas a finales de octubre. La red informa puntualmente a la OTAN.
Los primeros resultados de la investigación oficial ordenada por el Gobierno belga han puesto de manifiesto que las autoridades de la OTAN reciben información puntual de estas actividades, pero no existe constancia de "coordinación directa entre ambas estructuras".Coeme no quiso revelar ni la amplitud en medios humanos y materiales de la red ni los países de la OTAN que siguen perteneciendo a ella, aunque reconoció que la tesis de los militares es que se trata de "una asociación de ciudadanos (civiles y militares) repartidos por todo el país y dispuestos a jugar un papel patriótico en caso de una invasión del Pacto de Varsovia". Entre sus objetivos estaba "impedir el acceso de la izquierda al poder". Gladio jugó también a la estrategia de la tensión, para propiciar regímenes duros en Europa, pero, por el momento, "no existe prueba alguna de su conexión en atentados terroristas de extrema derecha". La "investigación administrativa interna" ha sido encomendada al general Charlier, jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas.
La red Gladio (Espada) fue creada a principios de los años cincuenta, en plena guerra fría. Los responsables ministeriales de entonces, según Coeme, "fueron informados de la creación de este comité" en el seno de los servicios militares de información. El coordinador europeo se elige cada dos años y, desde el pasado 1 de enero, el turno ha correspondido "al general responsable de los servicios belgas de información militar".
La operación Gladio fue inspirada y financiada por los servicios secretos norteamericanos y respaldada, al menos indirectamente, por la OTAN. Actuaba con una red de información y de transmisiones codificadas por radio, una red de evasiones y otra de entrenamiento en acciones de sabotaje. Dispuso de depósitos clandestinos de armas que, al parecer, no han sido repuestos desde hace años.
La red de sabotaje, según las informaciones que ha recibido el ministro de Defensa, "fue abandonada hace tiempo". La organización se ha planteado en las últimas reuniones del comité coordinador interpaíses la oportunidad de mantener una actividad anacrónica.
El primer ministro belga, Wilfried Martens, declaró ayer que su impresión es que "Gladio no es una red de información oficial, en todo caso se trata de un servicio de información paraoficial del que desconocía su existencia". Martens, visiblemente nervioso, admitió haber recibido un indicio cuando la Seguridad del Estado, un servicio de información que depende de las autoridades civiles, le solititó más presupuesto para el sistema de mensajes codificados por radio. Esa red de información, según se ha sabido ahora, es la que utiliza Gladio para dar instrucciones a sus activistas, repartidos por todo el territorio belga. Esa conexión demuestra que los servicios secretos militares y civiles estaban al tanto, pero actuaban sin ningún control político.
La investigación oficial fue ordenada el pasado miércoles, a raíz de la petición de información recibida de las autoridades italianas. El mando militar de la OTAN desmintió hace días cualquier conexión con Gladio, para luego retractarse y declarar que no podía responder sobre secretos militares.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.