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ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS

Bush paga con una derrota la subida de impuestos

A pesar de los esfuerzos realizados por el presidente George Bush para convertir el conflicto del Golfo en el tema principal de la campaña en los días previos a las elecciones del martes con la esperanza de capitalizar el patriotismo del país a su favor y al de su partido, los norteamericanos han decidido que el bolsillo era más importante que el corazón. Y el mensaje que han enviado a sus políticos se resume en una sola frase: no más impuestos. Según los analistas, el abandono presidencial de su más firme promesa electoral, la de no subir los impuestos, le ha costado al Partido Republicano las elecciones.

C. M. Dos ejemplos pueden ilustrar a la perfección esa rebelión de las masas en contra de la subida de impuestos, En Massachusetts, los habitantes del pequeño Estado de Nueva Inglaterra, un feudo tradicional del Partido Demócrata, han elegido por primera vez en 15 años a un gobernador republicano en la persona de William Weld, un moderado que dimitió hace años del departamento de Justicia en desacuerdo con la política del fiscal general de Ronald Reagan, Ed Meese.La razón del triunfo de Weld frente al candidato demócrata y presidente de la Universidad de Boston, John Silber, es achacado principalmente a dos causas: el desgaste sufrido por los demócratas durante el mandato del anterior gobernador y ex candidato demócrata a la presidencia, Michael Dukakis, y el estado de las finanzas de Massachusetts, hace 10 años uno de los Estados más prósperos de la Unión, que ahora sufre los efectos de una de las recesiones más acusadas del país.

Las finanzas de Dukakis

Según los analistas, la población de Massachusetts, que sigue siendo demócrata, ha querido expresar públicamente su rechazo a los continuos aumentos de impuestos estatales decretados por Dukakis.

El segundo ejemplo puesto por los comentaristas políticos se ha registrado en el populoso estado de Nueva Jersey, donde el senador demócrata Bill Bradley, uno de los posibles candidatos del partido a encabezar la candidatura presidencial en 1992, ha estado a punto de perder las elecciones a manos de una desconocida candidata republicana, la abogada Christine Todd Whitman. La razón es idéntica a la ofrecida en Massachusetts. Bradley, que obtuvo su victoria final por sólo seis puntos de diferencia, ha pagado el rechazo de los electores a una drástica subida de impuestos decidida por el gobernador demócrata del Estado, Jim Florio.

Sin embargo, la lógica de los comentaristas es difícil de mantener si se tiene en cuenta que en Massachusetts, los mismos electores que han. elegido a Weld han rechazado, sin embargo, una proposición de ley sometida a referéndum que reduciría los impuestos a los niveles de 1988, y en Nebraska, un proyecto de legislación en contra de un aumento futuro de la presión fiscal estatal fue igualmente rechazado.

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El tema de los impuestos y el pesimismo sobre el futuro de la economía norteamericana han eclipsado cuestiones como el aborto, la droga, la oración en las escuelas y la profanación de la bandera, que hace meses dominaban los debates electorales. La cuestión del aborto sólo ha sido decisoria realmente en la lucha por la gobernaduría del Estado de Florida, donde su posición antiabortísta le ha costado el cargo al actual gobernaJor y amigo personal de Bush, Bob Martínez.

Pese a que la irritación contra el establishment de Washingion es proverbial y existe no desde ahora, sino desde siempre, los electores han preferido pronunciarse en muchos casos por "lo malo conocido" y dejar "lo bueno por conocer" para otra elección. El resultado indica que un alto porcentaje de los actuales diputados y senadores -los primeros para un mandato de dos años y los segundos para seis- han resultado reelegidos.

Alaska, contra la marihuana; Florida, contra las armas

Desde Alaska hasta Florida y desde Massachusetts hasta Colorado, los norteamericanos aprovecharon las elecciones legislativas para aprobar u oponerse a proposiciones de ley sobre temas específicos de sus respectivos Estados.En el Estado blanco, y a pesar de las alegaciones del lobby de la hierba de que Alaska sigue siendo un territorio de frontera y por tanto es diferente del resto de la Unión, los habitantes del Estado decidieron por abrumadora mayoría volver a considerar un delito la posesión y el consumo privado de marihuana, que estaba despenalízado desde 1975.

En Florida, los defensores del control de armas se apuntaron un importante tanto al aprobar los habitantes de la antigua posesión española, vendida el siglo pasado a Estados Unidos por cinco millones de dólares, una ley que establece un periodo cautelar de tres semanas antes de que las autoridades policiales concedan una licencia de armas.

En California, los verdes no consiguieron sacar adelante dos avanzados proyectos de ley destinados a proteger la naturaleza de las emisiones de gases procedentes de la industria.

A pesar de que California es el Estado más progresista en el tema ecológico, los californianos se dejaron convencer por los oponentes de la legislación, que adujeron que las leyes eran demasiado confusas y que su aplicación sería demasiado costosa.

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