Alarma en EE UU ante la flexibilidad de Riad en la crisis del Golfo
Washington no ocultaba ayer su estupefacción y alarma ante las conciliadoras declaraciones hechas el lunes por el ministro de Defensa de Arabia Saudí y hermano del rey Falid, príncipe Sultan Ibn Abdelaziz, en el sentido de que Irak podría acceder a alguna parte de territorio kuwaití una vez se produzca su retirada del emirato. Washington considera que las declaraciones del dirigente saudí contradicen radicalmente el espíritu de las ocho resoluciones aprobadas por la ONU y la filosofía en la que está basada el despliegue militar aliado en el Golfo.El presidente George Bush, en un discurso electoral en el Estado de Vermont, que sirvió como respuesta a diversas manifestaciones de jóvenes contrarios al despliegue, explicó que la presencia militar estadounidense en el Golfo no obedece al propósito de defender los intereses petroleros, sino al principio ideológico de combatir la agresión contra un país soberano y las consecuencias posteriores que conlleva una acción de este tipo y citó como ejemplo el ataque de las Panzerdivisionen hitlerianas contra Polonia y las consiguientes tropelías de las SS. Bush insistió en rechazar cualquier tipo de compromiso o solución parcial.
La preocupación de Washington ante la posibilidad de ofrecer a Sadam una compensación territorial por lo que la comunidad internacional considera una flagrante agresión contra un país miembro de la ONU hizo que el embajador saudí en EE UU, príncipe Bandar bin Sultan, fuera convocado urgentemente a la Casa Blanca y al Departamento de Estado.
Tanto el portavoz de la Casa Blanca, Marlin Fitzwater, como la del Departamento de Estado, Margaret Tutwiler, manifestaron que el príncipe Bandar dio seguridades al Gobierno norteamericano de que la posición saudí con relación a conseguir una retirada total iraquí de Kuwait "no había sufrido ningún cambio".
Bandar, que consultó urgentemente con su Gobierno antes de acudir a la Casa Blanca, repitió la tesis oficial saudí de que las declaraciones del ministro de Defensa habían sido "malinterpretadas" y que el príncipe Sultan Ibn Abdelaziz se había limitado a rec ordar que Arabia Saudi había resuelto en el pasado sus contenciosos territoriales con los Emiratos Árabes Unidos e Irak sin recurrir a la fuerza y dentro de la hermandad árabe.
Consternación
No es la primera vez que unas declaraciones del ministro de Defensa saudí, tercero en la línea de sucesión al trono, causan consternación en Washington. Hace un mes, Sultan lbn Abdelaziz provocó una conmoción al manifestar que Arabia Saudí no permitiría el lanzamiento de una ofensiva contra Irak desde su territorio.
El secretario de Defensa, Dick Cheney, reveló ayer que 210.000 soldados integran actualmente sus fuerzas en el la zona del conflicto.
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