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Las momias tienen futuro

El patrimonio arqueológico de Egipto se enfrenta a graves problemas

Un tesoro hasta hoy celosamente protegido de las miradas de los turistas que visitan El Cairo se exhibirá dentro de un año en el Museo Egipcio: 17 momias de faraones. Sayed Tawfik, director general de Antigüedades, sabe que la operación es arriesgada, por los peligros de deterioro de las momias al contacto con la atmósfera y la luz, pero asegura que todo está bajo control. Sin embargo ése es sólo uno de los mil problemas a los que se enfrenta el patrimonio arqueológico de Egipto.

Con la exhibición de las 17 momias procedentes del valle de los Reyes Egipto opta por "liberar las reservas estratégicas..." de su patrimonio arqueológico. Es una respuesta a la crisis turística que este país sufre como consecuencia del miedo producido en Europa por el conflicto del Golfo."Sólo existen 27 momias de esas características", explica Tawfik. "Ahora están en un depósito del Museo Egipcio, y vamos a tomar todas las precauciones. Tenemos una gran experiencia en tratamiento de bacterias dañinas para las momias, y se han previsto sarcófagos especiales, con unas condiciones atmosféricas que hagan imposible la existencia de bacterias nocivas. Para esa tecnología contamos con el Instituto para la Conservación Paul Getty.

Hace 10 años, en tiempo de Sadat, hubo un proyecto parecido, pero no se llevó a cabo, por temor a perder semejante patrimonio. "Cada cosa tiene su momento", sonríe Tawfik, y ahora contamos con todas las garantías".

La entrada a los museos y monumentos egipcios se ha encarecido en los últimos meses, y ver las momias costará 40 libras, unas 1.500 pesetas. "Sabemos que el mayor interés de contemplarías procederá de un tipo de público escogido", dice Tawfik. "Y además la justificación es lo carísimo de montar la exposición: cada sarcófago va a costar unos 2.700 dólares (unas 26.000 pesetas)".

Ayuda

Las relaciones de Egipto y las instancias culturales internacionales no son fáciles en el campo del patrimonio arqueológico. En especial en casos como la Esfinge y las Pirámides, en los cuales Egipto ha solicitado el apoyo internacional para proteger los monumentos de la contaminación y erosión provocadas por el viento y las aguas subterráneas.

"Hay que ver la cosa en dos sentidos", ironiza Tawfik. "Si de la Esfinge se desprende una piedrecita, nos forman un escándalo internacional mayúsculo. Pero si solicitamos dinero y ayuda para el tema, nadie dice esta boca es mía". Pasa al planteamiento oficial egipcio: "Se trata de monumentos que, en puridad, pertenecen a toda la humanidad, porque son únicos. En ese aspecto no son egipcios, aunque nosotros estemos orgullosos de que nos haya correspondido protegerlos y legarlos a las generaciones futuras.

La tarea de Sayed Tawfik es sin duda ingente. La Dirección General de Antigüedades no depende del Ministerio de Cultura, y cuenta con un presupuesto propio, que se nutre de los ingresos turísticos y que alcanzó el pasado año los 41 millones de libras egipcias (unos 1.500 millones de pesetas).

"Abarcamos el patrimonio del Antiguo Egipcio, la tradición copta y la islámica", expone Tawfik. "Tenemos que enfrentar problemas de reordenación de zonas urbanas, de aguas residuales, restauración de mezquitas históricas, de teatros, continuas excavaciones en Sakara, la puesta a punto del Museo Nubio de Asuán... Son muchos frentes, de los cuales no hacemos propaganda, pero que ahí están".

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