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La crisis económica conmociona a la sociedad chilena

Los reyes de España llegaron ayer a Chile, siete meses después de la restauración democrática, cuando se advierten indicios de que la luna de miel entre el Gobierno y la sociedad empieza a transformarse en una dura realidad. El aumento de los precios en el pasado mes de septiembre supuso una fuerte sacudida para todo Chile.

Un incremento del 4,9% en sólo un mes es un porcentaje que no se daba desde hacía seis años, y amenaza con subir la inflación para este año hasta un 30%. La subida del mes de septiembre se debe, por lo menos en su mitad, a la repercusión de la crisis del Golfo Pérsico, y un 30% de inflación anual es algo que para sí quisieran muchos de los vecinos de Chile, pero el mal ajeno no sirve de consuelo.Los chilenos se muestran preocupados ante un posible rebrote inflacionario, unido a una caída del crecimiento económico, que el año pasado fue del 10% y en éste amenaza con quedarse en cero. La prensa de la izquierda que no forma parte del Gobierno de concertación, que preside Patricio Aylwin, publica en grandes titulares que los pobres no pueden más y se pregunta quién paga los costos de la inflación y el ajuste.

Un ministro del Gobierno reconoce que la luna de miel ha concluido y "ahora ya te encuentras por la mañana con la mujer a tu lado con los cachirulos (rulos) puestos en el pelo".

Unos 800 dirigentes sindicales se desplazaron ayer en autobuses desde Santiago a Valparaíso para expresar ante la sede del Parlamento su "malestar e inconformismo con la lentitud con que se ha tratado el proyecto de ley sobre reforma laboral".

En el campo de los derechos humanos, las investigaciones de los crímenes de la dictadura y la liberación de presos políticos los progresos han sido mínimos. Ni un solo militar ha comparecido ante los tribunales de justicia, ni siquiera como testigo, y los presos políticos siguen en la cárcel.

Para agravar más las cosas, varios periodistas han sido encarcelados por orden de la justicia militar estos días.

El Gobierno democrático se enfrenta a un poder judicial que sirvió con fidelidad a la dictadura, y cada día se comprueba que el general Augusto Pinochet ha dejado muchos puntos atados y bien atados.

Esta lentitud provoca la impaciencia de algunos sectores de la sociedad chilena, que ven con desesperación que no se progresa en el esclarecimiento de los crímenes y que siguen presos los que lucharon contra la dictadura, mientras andan sueltos los torturadores y asesinos. Todo lo anterior, unido a la crisis -o psicosis de crisis- económica, es el preludio del fin de la luna de miel entre el Gobierno y la sociedad chilena.

Confianza empresarial

A pesar de la palpable sensación de crisis, Manuel Feliú, presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio, el principal dirigente patronal de Chile, no oculta su confianza en el futuro. Considera que la crisis actual es coyuntural y piensa que se superará, en cuanto el petróleo vuelva a sus precios habituales, porque el actual Gobierno garantiza la continuidad del modelo económico.

Considera Feliú que la concertación lograda en el acuerdo marco entre empresarios, sindicatos y Gobierno constituye una base sólida para asegurar que ninguna de las partes intentará ponen en peligro lo conseguido en la economía chilena.

Según Feliú, los trabajadores han vivido la inflación en el pasado y son conscientes de que es el peor enemigo para sus ingresos.

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