Claro triunfo de Kohl en la antigua RDA
Las elecciones en los cinco nuevos Estados alemanes y en Baviera confirmaron la irresistible carrera del canciller federal, Helmut Kohl, para seguir al frente de la nueva Alemania en los próximos comicios generales del 2 de diciembre. Los democristianos (CDU) se hicieron con cuatro de los cinco nuevos länder, mientras que en Baviera, sus aliados de la Unión Social Cristiana (CSU), por primera vez sin la presencia de Franz-Joseph Strauss, aumentaron incluso su mayoría absoluta. Para los socialdemócratas, la de ayer fue una jornada catastrófica, sintomática de la distancia que separa a Kohl de Oskar Lafontaine.
El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) tan sólo consiguió una mayoría relativa de un 38,2% en Brandeburgo, con lo que incluso se presenta complicado poder colocar a su candidato, el obispo evangélico Manfred Stolpe, en la presidencia de Potsdam, a menos de llegar a un acuerdo con la CDU. Dentro del desastre electoral, incluso en Baviera, los socialdemócratas pueden buscar un enfoque optimista en el hecho de que, por lo menos, han evitado que el partido de Kohl se hiciera con la mayoría absoluta en los länder orientales.Tan solo uno de los políticos democristianos, Kurt Biedenkopf, el hombre que perdió su puesto en la secretaría general de la CDU por enfrentarse a Kohl, resucitado para esta ocasión, va a poder gobernar desde Dresde -en Sajonia, el más poblado y rico de todos los Estados orientales-, sin ningún tipo de ayudas, al haber conseguido un aplastante 54% y dejado a una de las cabezas más importantes del SPD, Anke Fuchs, en un casi ridículo 19%.
Liberales y comunistas
Al margen del tirón del canciller, el otro gran beneficiado de estas últimas primarias antes de las elecciones generales, es el partido del eterno ministro de Asuntos Exteriores, los liberales de Hans-Dietrich Genscher. El FDP ha conseguido superar la barrera del 5% en todos los nuevos Estados alemanes e incluso podría volver al Parlamento de Baviera del que estaba ausente desde 1978, si el 20% de los votos que faltaban por escrutar a primeras horas de la madrugada de hoy le permitía superar el 4,9% que tenía en ese momento. En Sajonia-Anhalt, donde se encuentra Halle, la ciudad natal del jefe de la diplomacia alemana, el FDP se ha situado por encima del 13%.
Uno de los aspectos más importantes de las elecciones de ayer era la presencia de nuevos partidos, además de los tres tradicionales que han dominado la política de Alemania Occidental desde su creación. Los comunistas renovados del PDS, conseguieron también un espléndido resultado al superar el listón del 5% en todos los länder. Si se tiene en cuenta que Berlín Oriental, su feudo más importante, no votaba en este ocasión, ya que el Senado del Berlín unificado se renovará el 2 de diciembre, se puede asegurar que mantienen intactas sus posiciones. Incluso en Estados tradicionalmente negros -color que se atribuye al votante democristiano- como Turingia o Sajonia, se ha situado por encima del 9%, mientras que en Mecklemburgo-Antepomerania, feudo del penúltimo primer ministro de la RDA, Hans Modrow, superaron el 14%.
Con la nueva ley electoral que divide al país en dos zonas a las que se aplica por separado la barrera del 5% mínimo para obtenér representación, los comunistas renovados del abogado Gregor Gysi, parecen tener asegurada su presencia en el futuro parlamento panalemán.
Los grupos políticos que nacieron durante la revolución que acabó con el régimen comunista en otoño del año pasado, como Nuevo Foro, Democracia Ahora y otras formaciones menores obtuvieron asimismo buenos resultados, aunque fueron víctimas de sus querellas internas al no acudir unidos en todos los länder. La coalición que formaron para las pasadas elecciones del mes de marzo, Bündnis 90, llegó a su vez a un acuerdo con los Verdes en tres de los cinco nuevos Estados. En todos ellos ha superado el 5%. En los otros dos el acuerdo se rompió y los resultados han sido mucho peores. Para los Verdes, se trata de una clara lección; necesitan de Bündnis 90 para seguir existiendo en el contexto de la Alemania unificada.
De fracaso total se puede calificar la actuación de los ultraconservadores de la Unión Social Alemana (DSU), el partido que nació de la mano de la CSU bávara, que con esta apuesta pretendía ampliar su campo de acción y evitar en lo posible que, en un futuro, cuando el espacio electoral sea uno solo, se vea obligada a integrarse en la CDU.
La extrema derecha, a la que algunos medios políticos habían augurado éxito basándose en una supuesta xenofobia endémica en Alemania oriental, se presentaba por primera vez, al haber sido prohibida en las anteriores elecciones democráticas. El fracaso fue total. Los Republikaner no alcanzaron ni el 1%.
Futuras coaliciones
Pese a todo, a nivel de partido, la CDU se ha quedado corta. El espejismo de poder gobernar sin los liberales, que en algún momento ha bailado por las cabezas de sus estrategas, está aún muy lejos. El tirón del canciller Kohl, queda sobradamente compensado por el del liberal Genscher con el que tendrá que seguir contando si en diciembre se mantiene la misma tendencia.
Pese a que ayer por la noche los políticos se negaban a hablar de futuras coaliciones, los resultados indican que la CDU podrá formar Gobierno en solitario en Sajonia, se verá obligada a recurrir a sus socios de Bonn, los liberales, para gobernar en Sajonia-Anhalt y en Turingia, mientras que en Mecklemburgo, será necesario un Gobierno de gran coalición con los socialdemócratas. Para estos últimos, sucede otro tanto en el único länd en el que han conseguido ser el partido más votado. En Magdeburgo, Manfred Stolpe deberá sentarse a anegociar con el que fuera ministro del Interior de la RDA, Peter-Michael Diestel, ya que el reparto de los votos no permite otra solución que un gobierno de gran coalición entre democristianos, liberales y socialdemócratas. En estos dos casos, y como anticipo de lo que puede ser la futura estructura política alemana, lo que complica la mecánica es la fuerte presencia de los comunistas renovados. Tal y como ya ha podido verse en las escasas sesiones del Bundestag panalemán, el PDS se ha converido en un partido maldito.
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